La escena podría ser más o menos así:
"-Hola me llamo Rubén y no me gusta conducir.
-¡Hola Rubén! Bienvenido, estamos contigo."
Os podéis imaginar la alegría que me llevé al enterarme de que se estaba desarrollando un proyecto que hacía posible viajar en coche sin tocar el volante.
Y como no podía ser de otra manera, ha sido Google quien se ha lanzado a todo correr a este nuevo proyecto. Es bien conocida la capacidad de desarrollo de esta omnipresente compañía. Pero también sabemos cuanto les gusta poner cara de buenos y hablar de sus éxitos mientras esconden sus fallos y sus miserias debajo de la alfombra. Veamos como anda el tema a día de hoy.
Más de un millón de millas llevan recorridos los Lexus de Google por las autopistas estadounidenses. Miles de datos y un montón de dispositivos puestos a prueba que parecen estar preparados para empezar la prueba de fuego: la conducción en ciudad.
Para que esto sea posible los coches van equipados con una canidad considerable de sistemas. El LIDAR (Light Detection and Ranging) está situado en el techo del vehículo y como si de un radar se tratar, detecta los objetos que hay alrededor en un radio de 50 metros mediante ondas de luz. Una cámara situada en el salpicadero del coche "se supone" que se encarga de leer semáforos y señales. Para completar el kit también cuenta con el radar de asistencia al estacionamiento, un GPS y mapas de carreteras increíblemente precisos y detallados.
Con toda esta información en tiempo real y con la memoria llena de patrones de conducción el coche puede decidir el mejor momento para cruzar un paso a nivel, saber si es mejor acelerar o frenar en un semáforo en ámbar e incluso ha llegado a entender la señalización manual de un ciclista. Pinta bien ¿no?
Veamos ahora lo que este coche no puede hacer.
¿Qué pasa si hay un semáforo nuevo que no está en los mapas? Pues que el coche no se entera porque en realidad no "lee" los semáforos sino que los lleva almacenados en el mapa. Lo smimo ocurre cuando semáforos y señales están a contraluz, las cámaras no comprenden la señal. Todo esto hace que para poder viajar con este estupendo Lexus tengamos que planificar la ruta con la precisión de un viaje espacial. Tampoco sabemos como responde a la lluvia y a la nieve, poco podría hacer este coche en nuestra tierra, ni se ha probado en un parking con varias plantas. En lo tocante a seguridad... ya se han hackeado coches de este tipo y se han controlado de forma remota. Y una de las preguntas más difíciles sigue sin respuesta: Si se produce un accidente ¿quién es el responsable?
No sería la primera vez que una promesa tecnológica no llega a buen puerto pero para aquellos que penséis que esto es una utopía, os recuerdo las palabras que Ken Olson, director de Digital Equipment Group, dijo en 1977: "No hay razón para que alguien tenga un ordenador en su casa". Pues eso.