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Actualidad | Campoo

La CHE prevé finalizar las obras del desagüe de fondo de la Presa del Embalse Ebro en febrero de 2026

El presidente de la Confederación Hidrográfica del Ebro, Carlos Arrazola, ha visitado los trabajos que cuentan con un presupuesto de 3 millones de euros

El presidente de la Confederación Hidrográfica del Ebro (dependiente del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico), Carlos Arrazola, acompañado por el ingeniero director de los trabajos, Julián Brihuega, ha visitado las obras en el desagüe de fondo de la Presa del Ebro. Tienen un presupuesto de 3 millones de euros y está previsto que finalicen en febrero de 2026.

El embalse del Ebro tiene dos desagües de fondo. Uno lateral, a 500 metros del cuerpo de la presa, en la margen derecha. Y el que se está recuperando en la actualidad, el desagüe de fondo que está en el propio cuerpo de la presa, con los siguientes elementos: conductos del desagüe de fondo de dentro de la presa, tubería que sale del cuerpo de la presa que lleva a la cámara de compuertas, cámara con cuatro compuertas, y cuenco amortiguador.

Los conductos del desagüe de fondo que están en la presa son de hormigón y se han revestido de acero para protegerlos de la erosión que provoca el agua. Cuando salen estos conductos al exterior, lo hacen a través de una tubería que va a una cámara con cuatro compuertas. A su vez, las compuertas llevan al cuenco amortiguador, que es una obra de hormigón en la cual se disipa la energía.

En el paramento de aguas arriba se han desmontado dos compuertas que estaban en mal estado. Para hacer este trabajo un grupo de buzos hubo de sumergirse para colocar una cobertura para trabajar con menos riesgo. Se dragaron unos 3,5 metros de sedimentos para acceder a la zona de compuertas y poder retirarlas, repararlas y colocarlas de nuevo.

"Un embalse estratégico"


El embalse del Ebro es obra del ingeniero y primer director técnico de la Confederación Hidrográfica del Ebro, Manuel Lorenzo Pardo. Es una obra emblemática, como ha señalado Carlos Arrazola, y símbolo del concepto de unidad de cuenca.

Sus obras se iniciaron en 1921 y se terminaron en 1945. Tiene una capacidad de embalse de 540 hm3, lo que lo convierte en el tercer embalse en cuanto a capacidad de la cuenca del Ebro, por detrás de Mequinenza y Canelles. Es un embalse hiperanual, es decir, cuando está lleno, es capaz de satisfacer los usos más allá de un solo año hidrológico.

Este fenómeno fue patente durante la crítica sequía que empezó a fraguarse en 2022 y que asoló la cuenca del Ebro en 2023. En aquellos años, 2022 y 2023, el embalse del Ebro fue el garante de la satisfacción de las demandas del regadío de la zona regable que le es propia, a través de los canales de Lodosa, Tauste e Imperial. Así como el mantenimiento del caudal ecológico del eje del Ebro, apoyado por otros embalses navarros, riojanos y aragoneses cuando gozan de buenas reservas, como es el caso de Itoiz, Masnsilla, Enciso y La Loteta.

Usos de abastecimiento, regadío e hidroeléctrico

Los usos del embalse del Ebro son abastecimiento, hidroeléctrico, industrial y sobre todo de regadío para el Eje del Ebro.

En el caso del regadío, hay que citar los tres canales a los que abastece: Lodosa, Tauste e Imperial. Entre los tres conforman más de 62.500 ha de regadío, una extensión riquísima en cuanto a productos de alto valor añadido.

Además del regadío, el abastecimiento del embalse del Ebro es muy importante, ya que debido a un bitrasvase hacia la zona costera cántabra, que incluye Santander y Torrelavega, este abastecimiento llega a 250.000 - 300.000 habitantes en verano.