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Sociedad | Reinosa

Cáritas, la ayuda de la última puerta

Cáritas, la ayuda de la última puerta

Desde el comienzo de la crisis se ha triplicado el número de personas atendidas y con ello el gasto

El trabajo que desempeña Cáritas en Reinosa lo hacen posible veinte voluntarios y dos trabajadores gracias a las donaciones de particulares y de una pequeña partida económica de las administraciones públicas. La organización, dependiente de la Iglesia, ayuda sin adoctrinar y sin fomentar los paternalismos. La empatía y la acogida son sus lemas y predican con ejemplo. Evangelizan con sus actos, ayudan al que menos tiene sin preguntar por su credo. Si ellos están ahí por la fe, las personas acuden por necesidad. Reciben a aquellos que ya no tienen otra puerta donde llamar. Un bálsamo a base de comida, ducha, ropa limpia y cama para una noche. Una labor subsidiaria para luchar por la dignidad de las personas.

Cáritas Parroquial de Reinosa lleva más de 20 años ubicada en el lugar que antiguamente ocupaba el ‘Cine Botellas'. Cecilio Gómez es el sacerdote responsable, la voluntaria Marieve Villaizán la presidenta, Pedro Lázaro el administrador y Conchi Lantarón la coordinadora. La organización se dedica a ayudar a las personas a través de dos programas: la Casa de Acogida, destinada a atender a las personas sin hogar, a quienes se les ofrece servicios de comedor, ducha, alojamiento y ropero; y la Atención Primaria, que consiste en la asistencia a familias y a personas en situación precaria o de pobreza, con dificultades para cubrir sus necesidades básicas

La presidenta de la organización en Reinosa, Marieve Villaizán, entiende la solidaridad a todos los niveles. "Creo que a los voluntarios que estamos aquí nos ha movido esa base religiosa, la fe. No digo ni que sea ni mejor ni peor. Considero que con estar aquí ayudando y actuando ya estamos evangelizando, la Iglesia sin Cáritas no es Iglesia. Los voluntarios cuando son preguntados por qué vienen a Cáritas comentan que están aquí porque sienten la necesidad de ayudar y de estar unas horas al servicio de los demás. Si yo estoy aquí es porque creo en Dios, de no ser así, estaría en otra organización", asegura.

Por su parte, la trabajadora social del centro, Cristina Gutiérrez, añade que lo suyo también es vocación profesional para la acción social, y apunta que "Cáritas realiza una labor muy necesaria y complementaria a los servicios sociales de la administración. Porque los recortes no solo repercuten en el trabajo de los servicios sociales municipales, sino que nos afectan a nosotros porque nos derivan a muchas personas y cada vez recibimos a más gente. Además, con la nueva reforma sanitaria, muchos se han quedado sin cobertura del sistema de salud, no se los quiere atender, tienen que acudir a urgencias y encuentran dificultades para que los receten medicamentos. Cáritas siempre ayuda a los últimos de los últimos".

En este sentido, desde el comienzo de la crisis casi se ha triplicado el número de personas a las que atienden, y con ello, también ha crecido el gasto en ayudas. En la actualidad, para la Atención Primaria, Cáritas tiene abierto en Reinosa unos 120 expedientes correspondientes a unidades familiares compuestas por uno o varios miembros, de los cuales, 50 unidades son crónicas, es decir, acuden todos los meses para recibir uno o varios tipos de ayuda. En datos mensuales, la organización reparte unas 40 bolsas de alimento a las personas necesitadas.


Encuentro entre la fe y la necesidad.

Asimismo, Cristina Gutiérrez considera que "no tiene sentido que venga un señor a pedir alimentos y nosotros le aleccionemos. De hecho, la gran mayoría de los usuarios no profesan la religión católica. Hay evangelistas, ortodoxos o musulmanes.

Por otra parte, en el programa de acogida la mayoría de los participantes son españoles, y tampoco se pregunta por sus creencias. Las personas que más solicitan este servicio por nacionalidad, y en este orden, son españoles, portugueses, rumanos y marroquíes. Durante este año, se han dado 550 servicios, lo que supone una atención a unas 220 personas que han utilizado este programa más de una vez.

La trabajadora social precisa que "como organización subsidiaria, atendemos a gente indocumentada cuando la administración no lo hace con las personas sin papeles. Recibimos a todo el mundo y registramos a las personas. A veces, algunas de ellas cuando acuden a Atención Primaria parece que no entienden muy bien cuál es nuestra función. Creen que es una obligación cuando lo que prestamos es un servicio de ayuda. Nosotros tenemos un compromiso con las personas necesitadas, pero repartimos equitativamente y huimos del paternalismo".

Para sufragar el coste de las ayudas reconocen que tienen que hacer "un esfuerzo económico tremendo". Se financian a través de los socios, donativos particulares y un breve presupuesto de las subvenciones de las administraciones públicas y el Ayuntamiento. También a través de la colecta de la parroquia del primer domingo de mes, de donativos anónimos de personas que acuden directamente al despacho y a veces también en especie.

Desde Cáritas Reinosa destacan la colaboración de la Cooperativa San Sebastián, que proporciona alimentos y facilita el espacio para las campañas de recogida de comida. El último, ‘Desayuno Solidario', organizado íntegramente por la sociedad cooperativa, ha sido una de las tres campañas que se han realizado en lo que va de año. Un incremento notable -desde hace dos años- cuando antes lo habitual era hacer solo la colecta de navidades.

Educación y agradecimiento.

En cuanto al modo de comportarse de las personas que acuden al centro, Cristina Gutiérrez, asegura que "hay una creencia falsa sobre su carácter. Eso de que vienen siempre borrachos o son agresivos...pues no es así. Aquí, pasando la puerta no se cumple para nada. La gran mayoría es gente muy educada y agradecida. En muchas ocasiones más que aquellos que vienen a solicitar la atención primaria, que son más exigentes", puntualiza.
Por su parte, Marieve señala que ha cambiado el perfil de estas personas. Recuerda cuando ella comenzó como voluntaria y tuvo varios incidentes con arma blanca de por medio. "Antes solo acudían al centro politoxicómanos o personas que no tenían nada que echarse a la boca. Sin embargo, ahora tenemos a parados de larga duración, con una vida normalizada, que han acudido al colegio y han tenido familia, con otra educación, pero que por circunstancias de la vida han llegado a esta situación".

En cuanto a la relación dentro del local, desde Cáritas comentan que en el momento de la acogida hacen una breve entrevista y se dan cuenta de la "importantísima necesidad de escucha que tienen estas personas", y menciona como "pilares fundamentales" del personal del centro la empatía y la acogida.

"Son personas que en la calle son invisibles, y cuanto peor es su estado, sea por la vestimenta o por estar tumbados en el suelo, es cuando más limosna reciben. A veces salen del centro aseados y sin mochila y a su vuelta confiesan que vuelven con la sensación de que la gente piensa que piden porque quieren".

No dar lecciones.

Asimismo, Cristina defiende que "nadie está en esta situación porque quiere. Cuando una persona está todo el día en la calle sin tener nada que hacer y no sabe qué hará el día siguiente, ¿de verdad hay alguien que crea que lo hace por gusto?, ¿cómo soportas un alcoholismo con la necesidad de beber día tras día durante años y sin tener nada que hacer?", se plantea la trabajadora social. "Estas personas acumulan mucha rabia, a veces no con mucha justificación, y nosotros conocemos su situación. Un alcoholismo es una enfermedad, y tu necesidad básica número uno es el objeto de tu adicción. El resto es secundario. Por lo tanto, no adoctrinamos".

"Hay a quien le apetece hablar y otros que no quieren contar nada, están quemados y se respeta. Hay que tener vista y saber cuándo una persona está receptiva para dialogar, pero cuando te sientas con ellos y tienes tiempo, hay muchas veces que levantan la barrera. Si ven que de verdad te interesas por su situación se abren a ti".
Como voluntaria, Marieve confiesa que viven situaciones durísimas, "los profesionales tienen el corazón más hecho, pero a todos nos cuesta muchísimo desvincularnos. En otras ocasiones te planteas, ¿hasta dónde creo lo que esta persona me está contando?

Cristina, desde un punto de vista basado en su formación, asegura que "no debemos pasar al paternalismo". Establece un símil con la medicina, "un médico no puede curar un cáncer por voluntad propia. Sabes hasta donde puedes llegar, me encantaría poder sacar a todas las personas de esta situación, hay historias que te destrozan el alma, pero que haces, ¿te llevas a todos a casa?", y expone un ejemplo: "te llega un señor con demencia que lleva 10 años en la calle y no tienes donde enviarle, ¿qué haces?, pues después de pasar aquí la noche le das alimentos y unas mantas. Te ves sin intervención para esta gente. La gente sin hogar es el último eslabón de la cadena de la acción social", denuncia.

En la otra cara de la moneda está Paco, que trabaja como conserje de noche. Él acudió al centro en busca de ayuda hace muchos años y logró revertir la situación, hasta el punto que es quien vela porque todo discurra con normalidad y armonía dentro del local.

Marieve cuenta que "cambiar su situación es muy complicado", pero ha habido algún caso en el que varios usuarios del centro -que disponían de algún ingreso por sus pensiones- se juntaron para alquilar un piso y convivir en él. 

Aun así, Cristina matiza que "es muy difícil intervenir en el colectivo de personas sin hogar porque aquí están solo un día. Muchas veces tratas de informales de los recursos que hay, que acudan a los municipios donde están empadronados y pregunten sobre las ayudas que pueden obtener de servicios sociales. Es un colectivo en el que desgraciadamente la cifra de inserción social es mínima", lamenta.

Desde Cáritas realizan a diario y un taller ocupacional de corte de textil que tiene una triple función: "los mantiene ocupados y lo saca de la calle durante unas horas, reciben una remuneración por hacerlo, y se sienten útiles para la sociedad".

En general, consideran que la gente en Reinosa es solidaria y está concienciada con el problema. Pero extrapolando la relación de la sociedad con los colectivos excluidos a un nivel nacional, alertan de que últimamente los casos de xenofobia entre la gente joven están creciendo exponencialmente. "Jóvenes que salen de fiesta y con su borrachera no tienen nada mejor que hacer que meterse con ellos, grabarlos con el teléfono móvil e incluso agredirlos", comenta preocupada.

A pesar de esta situación, ambas coinciden que sienten satisfacción por ayudar a un colectivo con unas necesidades tan complicadas, y recuerdan que su objetivo es trabajar por la dignidad de las personas, ayudando y promoviendo que la persona tenga herramientas para desenvolverse en la vida. Para garantizar sus derechos disponen de una ley de protección de datos, y los voluntarios hacen un curso de confidencialidad. "Las historias de las personas aquí se quedan, se cuidan mucho las formas, los tratamos con respeto, pero somos firmes".

Programas.

Cáritas Parroquial de Reinosa desarrolla dos programas de ayuda social destinados a dos colectivos diferentes: la Casa de Acogida y la Atención Primaria.

La primera, atiende a las personas sin hogar, obedece mayoritariamente a un perfil compuesto por varones con edades entre los 26 y los 70 años, con desarraigo familiar y social y sin ingresos económicos debido a su situación de desempleo de larga duración. En ocasiones, con problemas de salud añadidos como adicciones o minusvalías. Personas que en muchas ocasiones se ven obligadas a ejercer la mendicidad y llevar una vida itinerante por el territorio español, sobreviviendo en las calles de las ciudades y haciendo uso del sistema de albergues municipales y casas de acogidas para no pasar la noche a la intemperie.

Los alimentos con los que se elaboran los menús se adquieren con fondos propios del programa y también, una pequeña parte aportada por el Plan de Ayuda Alimentaria de la Cruz Roja.

Las habitaciones, con capacidad para ocho personas, están todo el año disponibles, de lunes a viernes, excepto en agosto. Los fines de semana ofrecen la opción de pago de alojamiento alternativo y menús en caso de necesidad. En la parroquia o la policía municipal expiden vales para pernoctar en una pensión y para comer y cenar en un restaurante de la zona. Todo ello financiado con fondos del programa.

Y por último, el taller ocupacional para persona sin techo con contraprestación económica, que consiste en el corte de ropa reciclada destinada a la limpieza de maquinaria industrial. Los talleres se desarrollan en el centro a diario en dos horarios, uno de mañana y otro de tarde. Son opcionales y están remunerados.

El otro programa que ofrece Cáritas Parroquial de Reinosa es la Atención Primaria. Un servicio de asistencia a familias y a personas en situación de necesidad o pobreza con dificultades para cubrir sus necesidades básicas. La mayor demanda es la de alimentos, seguida de los gastos de vivienda y la demanda de empleo. También son frecuentes las necesidades sanitarias, de educación, ropa, calzado y transporte.