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- 23/03/2022
- Vive Campoo | Cantabria
Cantabria se adapta al nuevo escenario que plantea la pandemia de COVID-19 y, a partir de ahora, equipara las medidas no farmacológicas aplicables a los niveles 1 y 2 a las de riesgo controlado, situación en la que en estos momentos se encuentra toda la región. Además, la medición del riesgo ya no se realizará por municipios, sino a nivel de comunidad autónoma.
El consejero de Sanidad, Raúl Pesquera, y el director general de Salud Pública, Reinhard Wallmann, han adelantado el pasado martes un cambio de paradigma en la gestión del virus, explicando algunas de las claves que marcarán su monitorización.
"La situación de la pandemia es actualmente de valle", ha matizado el consejero, puesto que ayer se contabilizaron 275 casos, la incidencia a 7 días está en 422, mientras que a 7 se sitúa en 211. Tal y como ha recordado Raúl Pesquera, hay 49 hospitalizados y 7 personas en la UCI.
Por lo tanto, en nivel de riesgo controlado se deberán observar las medidas generales de higiene y prevención ya conocidas como el uso de mascarilla en interiores o cuando no se puede mantener la distancia de seguridad interpersonal; la distancia social y el lavado de manos.
Además, ha enfatizado Wallmann, hay que seguir insistiendo en la necesidad de ventilación y es "muy importante" que cualquier persona que inicie síntomas compatibles con COVID-19 reduzca "drásticamente" sus contactos sociales.
La modificación de todas estas medidas se publicará en una nueva resolución, que entrará en vigor a las 00:00 horas del próximo jueves, día 24 de marzo.
Vigilancia de la población más vulnerable
Como población, ha explicado Reinhard Wallmann, hemos alcanzado una inmunocompetencia muy elevada, gracias a la vacunación. A eso hay que añadir que la última onda de ómicron ha provocado más de 82.000 casos positivos en Cantabria, un 14% de la población regional, "un plus de protección" a añadir a la inmunidad generada con las vacunas.
Además, ómicron con sus características peculiares de transmisibilidad y una virulencia disminuida, ha reducido los porcentajes de casos graves, así como la letalidad.
Se trata, ha dicho Wallmann, de "cambiar el enfoque", lo que conlleva realizar unos "ajustes importantes" y centrar la vigilancia en la incidencia acumulada de la población mayor de 60 años.
Este -ha insistido el director general- es el colectivo más vulnerable por lo que hay que pasar de un enfoque general hacia uno centrado en "los más vulnerables", tanto en lo que se refiere a la observación de la enfermedad como en el abordaje de las medidas. Así, en mayores de 60 años la incidencia acumulada a 14 días y a 7 días por cada 100.000 habitantes se sitúa ahora mismo 333 y 188 casos, respectivamente.