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Actualidad | Madrid

Los campurrianos defienden la trashumancia en Madrid

Divulgando el folclore y tipismo de la comarca, han abierto el paso a las 1.900 ovejas merinas y las 150 cabras retintas, que han atravesado este domingo la capital de España

El paisaje urbano de Madrid muestra hoy domingo otro significado: la importancia del medio rural. Con el rumor de fondo al paso de las miles de ovejas y cabras que han atravesado el centro de la ciudad, se ha clausurado este domingo, 20 de octubre, la Fiesta de la Trashumancia, la que conmemora la ley que protege las vías pecuarias de España y el tránsito libre de los rebaños de un lugar a otro. Por esa razón, las calzadas han tenido este domingo unos protagonistas inusuales: los rebaños de ovejas y cabras retintas que, provenientes del norte, este año de León, hacen parada en Madrid para continuar hacia las cañadas extremeñas a pasar el invierno. Esta Fiesta de la Trashumancia se ha convertido en un ritual del otoño madrileño y en ella, como todos los años, han estado presentes los campurrianos. Un nutrido grupo de 60 personas, con Angelines Balbás al frente, que ha desfilado el folclore de la comarca por las calles de la capital de España, llevando un mensaje de defensa del mundo rural y de la trashumancia. En el mismo, la Banda de Gaitas San Pelayo de Naveda e integrantes de la Ronda Pico Cordel.

El alcalde, José Luis Martínez Almeida, ha dado la bienvenida, acogida y mostrado su agradecimiento a los pastores, acompañados por los mayorales, rabadanes y ganaderos, y ha recibido el pago de los "50 maravedís al millar" estipulados por la Concordia de 1418 entre los Hombres Buenos de la Mesta y los Procuradores del Concejo de la Villa. Ese era el precio que debían pagar los pastores a las autoridades por hacer uso de los senderos. Ambas partes han rubricado un año más esa Concordia.

Almeida ha destacado el compromiso del Ayuntamiento con esta fiesta, en su 26ª edición. "Lo que pasa hoy en nuestras calles -ha dicho- es una buena muestra de lo que debe ser la España del futuro, con el mantenimiento de la cultura y las actividades tradicionales, como es la trashumancia, de nuestro ecosistema y la biodiversidad. Esta fiesta no es una mera reivindicación del pasado sino una garantía y homenaje del mejor futuro para los diversos territorios que tenemos en España, donde coexisten realidades tan amplias y diferentes como por ejemplo sucede en la Comunidad de Madrid, donde hay una capital con más de tres millones de habitantes y apenas a 50 kilómetros tenemos un parque natural como es el de la sierra de Guadarrama".

Por la plaza de Cibeles han pasado los rebaños compuestos por unas 1.900 ovejas merinas y 150 cabras retintas propiedad del Concejo de la Mesta. Esta mañana salieron de la Casa de Campo y, tras subir por la Cuesta de la Vega y cruzar Bailén, recorrieron la calle Mayor hasta la Puerta del Sol, para enfilar después la calle de Alcalá y alcanzar Cibeles, desde donde harán el mismo camino inverso hasta la Casa de Campo, antes de partir a las dehesas de Navalquejigo (Fresnedillas de la Oliva) donde realizarán la paridera del rebaño y la invernada. Es la cuarta vez que los rebaños cierran el recorrido andando ya que hasta 2016 el retorno se hacía en camiones.

La fiesta nació a iniciativa de la Asociación Trashumancia y Naturaleza en colaboración con el Ayuntamiento de Madrid para reivindicar la aprobación de una nueva Ley de Vías Pecuarias, que finalmente se promulgó el 23 de marzo de 1995. El nuevo texto legal que reconoció las cañadas, cordeles y veredas como bienes de dominio público, inalienables, imprescriptibles e inembargables. Después de que un año antes, en 1994, un acto simbólico reivindicara la trashumancia como una forma de ganadería extensiva y sostenible, estrechamente vinculada a valores culturales, ecosistemas y paisajes característicos de la Península Ibérica.

Un cuarto de siglo después, el paso de los rebaños por las calles de la ciudad es una cita obligada para todos los madrileños, junto a la renovación del compromiso por parte del Ayuntamiento: la preservación de un patrimonio único en el mundo: 125.000 kilómetros de longitud y 420.000 hectáreas de superficie, protegido desde el año 1273.

Martínez Almeida ha animado también a los asistentes a conocer los diversos mercados de productores que tenemos en Madrid, "donde periódicamente se vende los productos autóctonos y que es un buen ejemplo de convivencia y acercamiento entre lo que es la España ocupada y la España vaciada a la que tenemos que garantizar un futuro apoyando y manteniendo sus actividades tradicionales y económicas". Los actos en Cibeles han finalizado con los vítores de todos los presentes hacia la continuidad de la celebración de la Fiesta de la Trashumancia.

El simbolismo de una forma de vida

Desde sus inicios la fiesta ha estado plagada de simbolismo con el fin de dar a conocer la importancia histórica, cultural, social y ecológica de los pastores españoles y sus ganados, así como de las vías pecuarias. De ahí que el recorrido siga fielmente el rito de la trashumancia. Son los mayorales y sarrujanes los que abren paso al ganado. Ellos y sus mastines son los encargados de defenderlo de los lobos, recorrer las cañadas en busca de los mejores pastos, arrendar las montaneras y denunciar cualquier intrusión en las vías pecuarias.

Los pendones concejiles son la referencia fundamental para mantener las distancias entre los distintos grupos. Les siguen los arrieros encargados de garantizar con sus recuas de mulas el tráfico de mercancías desde los puertos gallegos hasta Madrid. Les acompaña la Cabaña Real de Carreteros, fundada por los Reyes Católicos y representada por las carretas de bueyes seranos y de vacas avileñas. Distintos grupos populares acompañan el paso de los rebaños al son de la música tradicional de las distintas comarcas.