Son las dos de la tarde en mitad del Serengeti (Tanzania) y a lo lejos se ve una manada de leones comiendo algo, alrededor hay buitres orejudos, moteados, chacales... que esperan la retirada de los felinos. Pero entre los comensales resplandece una silueta blanca que vaga, como despistada de la pitanza, nos acercamos un poco y uno de los que ese día veíamos la escena dijo: "Anda si es un alimoche, ¡como los de mi pueblo!".
Pues sí, ese ave es el "Buitre Sabio" de Félix Rodríguez de la Fuente, el mismo que recordamos rompiendo un huevo con ayuda de una piedra, el que representaron lo egipcios como guardián de almas o el mismo que elige nuestra comarca año tras año para criar después de pasar la invernada en sus cuarteles subsaharianos.
El alimoche común (Neophron percnopterus) es el buitre más pequeño de España pudiendo llegar a pesar 2 Kg. y con una envergadura de 1,5 metros. Su diseño blanco con las plumas rémiges negras, su cabeza sin plumas y la forma "cuneiforme" (en forma de rombo) de la cola, hacen que los adultos de esta especie sean inconfundibles en vuelo. Los jóvenes tienen coloraciones marrones en el plumaje hasta que alcanzan la madurez, a los 4-5 años. Esta especie no presenta dimorfismo sexual.
De esta descripción hay dos aspectos a resaltar, uno es el patrón blanco-negro de su plumaje, que se cree relacionado con la fácil percepción visual de otros buitres de estos colores. Este hecho hace que otros buitres localicen con rapidez el cadáver y comiencen a abrirlo para otras especies, como el alimoche, que no poseen la fuerza necesaria para ello. Una vez saciados los grandes buitres, el alimoche y otras especies pueden consumir tejidos blandos.
Otra característica de este pequeño buitre es la coloración amarillenta de la cara en los adultos, esta tonalidad indica a los otros individuos el estado de salud del individuo y su estatus. Adquieren esta coloración por el consumo de carotenoides, un pigmento de origen vegetal que obtienen del consumo de heces de herbívoros o de los huevos de otras aves que encuentran en el campo. En la famosa imagen de 'El hombre y la tierra', este huevo corresponde al de un avestruz, lo que da una idea de la pericia de estas aves.
Los alimoche llegan a nuestras latitudes en Marzo-Abril y rápidamente las parejas comienzan a ocupar sus territorios. Eligen un nido de otros años o buscan roquedos o farallones apartados donde instalarlo. La puesta consta de 2 huevos que incubaran alternamente ambos progenitores durante 40 días. La estancia en el nido de los jóvenes alimoches es de unos 75 días, tras la cual se prepararán para migrar en otoño a África. Algunos de estos jóvenes pasarán 2-3 años en África antes de volver a Europa.
La situación de la población de alimoches en España se encuentra en clara regresión, las causas aún no están muy claras aunque todo apunta que la retirada de los cadáveres del ganado del campo y el huso de fármacos en el tratamiento del mismo son las principales. El uso de estos fármacos además de producir mortalidad de adultos disminuye la fertilidad de las especies, por lo que la Administración debería regular el uso y su venta.
Bueno me despido hasta la próxima semana con este buitre sabio, una joya más que nos da idea de la riqueza ambiental de nuestro entorno y de la fragilidad del mismo.