Hace unas semanas tuve ocasión de participar en el Encuentro de Economía Pública, congreso anual que reúne a expertos en la materia de universidades de toda España. Una de las mesas en las que participé se centró en analizar las infraestructuras y servicios públicos en perspectiva territorial. En esta mesa, el Sur de Cantabria fue protagonista. No solo por mi trabajo sobre el acceso a servicios básicos en zonas rurales en Europa, que expliqué a partir de ejemplos centrados en nuestra comarca, sino también por el trabajo presentado por María Luisa Alonso *, de la Universidad de Oviedo, centrado en analizar la accesibilidad a los hospitales en Asturias y en Cantabria, que me llamó especialmente la atención por sus interesantísimas implicaciones para nuestra comarca. Por ello, he considerado oportuno dedicar este artículo a exponer brevemente los resultados de dicho trabajo, en los cuales me basaré para ofrecer argumentos económicos de peso para la defensa del Hospital Tres Mares.
Como señala Alonso en su estudio, la atención sanitaria especializada es fundamental para la calidad de vida de los habitantes de cualquier territorio, habiéndose demostrado su relación con el uso de los servicios sanitarios y con los resultados de salud. Por un lado, la accesibilidad a la atención especializada es fundamental para el paciente ante procesos médicos y quirúrgicos de baja complejidad (por ejemplo, operaciones de cataratas, intervenciones de rodilla o cadera, o pruebas como endoscopias, radiografías y análisis de sangre). Por otro lado, la atención especializada mejora la probabilidad de supervivencia ante procesos urgentes como un accidente, un infarto o una hemorragia digestiva.
En consecuencia, la atención especializada cercana al ciudadano es decisiva para la calidad de la asistencia sanitaria y la satisfacción del paciente. Se da la circunstancia de que, habitualmente, los lugares más alejados de los centros hospitalarios son zonas rurales y con niveles de renta relativamente bajos que, además, suelen contar con un mayor envejecimiento de la población, que incrementa las necesidades de uso de estos servicios.
Por tanto, una inadecuada distribución de los servicios sanitarios puede contribuir a agravar muy seriamente los desequilibrios territoriales en una región. A este respecto, el indicador clave utilizado para evaluar la accesibilidad del servicio es la distancia o tiempo medio de desplazamiento entre la residencia del paciente y el hospital, considerándose con carácter general como accesibilidad óptima una distancia inferior a 15 minutos y como accesibilidad inadecuada una distancia superior a 30 minutos.
Los resultados del estudio de Alonso muestran cómo, en el año 2000, el 80,1% de la población de Cantabria podía acceder a un hospital de la red pública en menos de 30 minutos, con una distancia media de 17,8 minutos al hospital más cercano. Sin embargo, en el Área Sanitaria de Reinosa, la totalidad de la población se encontraba a más de 30 minutos de un hospital.
La distancia media a un hospital público en el Sur de Cantabria era de 41,9 minutos, muy superior al dato de las demás Áreas Sanitarias: Santander (12,4), Laredo (21,9) y Torrelavega (22,9). El Área Sanitaria de Reinosa era la única que no contaba con un hospital público propio, una situación agravada por el envejecimiento de la población (el mayor de todas las Áreas Sanitarias de Cantabria) y su dispersión, la complicada orografía, las entonces pésimas comunicaciones y las dificultades derivadas del clima, todo lo cual ocasionaba una seria deficiencia en la prestación de los servicios sanitarios en el Sur de Cantabria.
El mismo análisis repetido en 2013 muestra resultados notablemente mejores para nuestra comarca. En el conjunto de Cantabria, el porcentaje de población que puede acceder a un hospital en menos de 30 minutos se ha incrementado desde el 80,1% hasta el 95,3%. El aumento se concentra fundamentalmente en el Área Sanitaria de Reinosa, donde este porcentaje ha pasado del 0% al 94,5%, similar ya al promedio regional. Esta mejoría se debe, en gran medida, a la construcción del Hospital Tres Mares, aunque también viene en parte impulsada por la mejora de las comunicaciones (derivada de la renovación de las carreteras autonómicas y la construcción de la Autovía de la Meseta), que contribuye notoriamente a reducir los tiempos de desplazamiento. En el año 2000, casi 81.000 personas (en más de 200 núcleos de población) de Cantabria distaban entre 30 y 45 minutos de un hospital, mientras que alrededor de otras 25.000 personas (en unos 400 núcleos de población) se encontraban a más de 45 minutos. En 2013, estas cifras se han reducido notablemente y solo unas 17.000 personas (en unos 150 núcleos de población) distan entre 30 y 45 minutos de un hospital, por unas 11.000 personas (en unos 200 núcleos de población) que lo hacen en más de 45 minutos. Los mapas incluidos a continuación, elaborados por la autora del estudio y que muy amablemente me ha remitido para ilustrar este artículo, reflejan la mejoría en la accesibilidad a los servicios sanitarios especializados experimentada entre 2000 y 2013 en buena parte del territorio de Cantabria, que de manera muy marcada se encuentra protagonizada por los municipios de nuestra comarca.
Los resultados del estudio descrito ponen de manifiesto los efectos positivos que la construcción del Hospital Tres Mares, acompañada de la mejora de las infraestructuras de transporte, ha tenido para la reducción de los graves desequilibrios en la atención sanitaria especializada previamente existentes en Cantabria. Hay quien argumenta, no obstante, que esta política no estaba justificada, ante una supuesta necesidad de reducir el gasto público en materia sanitaria. Sin embargo, el gasto público en sanidad en España (6,2% del PIB en 2012, según EUROSTAT) es inferior al promedio de la UE (7,3%), mientras que el de Cantabria (6,1% del PIB, también en 2012, según datos del Ministerio de Hacienda y el INE) es similar al de CCAA de nuestro entorno con un nivel socioeconómico similar, como Asturias (7,1%) y Castilla y León (6,3%). En consecuencia, tanto en el conjunto de España como en Cantabria hay margen para mantener (e incluso reforzar) el gasto en sanidad. Si, como sociedad, decidimos que así sea, ¿cuáles han de ser los criterios para priorizar el gasto? En mi opinión, uno de ellos ha de ser evitar que una parte significativa de la población quede gravemente discriminada en la prestación de un servicio básico como es la atención sanitaria especializada, como ocurría con los habitantes del Área Sanitaria de Reinosa (el Sur de Cantabria) hasta hace pocos años. De hecho, según la Ley General de Sanidad, que regula el sistema sanitario español, entre los objetivos de la política sanitaria han de encontrarse el acceso a los servicios y a las prestaciones sanitarias en condiciones de igualdad efectiva (art. 3.2.) y la superación de los desequilibrios territoriales y sociales (art. 3.3). A ello responde precisamente la organización del territorio en áreas sanitarias, "teniendo en cuenta factores geográficos, socioeconómicos, demográficos, laborales, epidemiológicos, culturales, climatológicos y de dotación de vías y medios de comunicación" (art. 56.4). En consonancia con estos principios básicos del sistema sanitario español y a la vista de los datos previamente expuestos, la puesta en marcha del Hospital Tres Mares estaría sobradamente justificada.
No obstante, es fundamental recordar que la atención sanitaria va más allá de la atención especializada. De hecho, el pilar básico del sistema sanitario es la atención primaria, lo que implica que se requiere también mantener y reforzar una red de centros de salud que cubra adecuadamente a todos los ciudadanos de nuestra región y de nuestra comarca. En lo referente a la atención especializada, no sirve con tener la infraestructura, sino que el hospital ha de dotarse también de los recursos humanos, materiales y organizativos necesarios para una adecuada prestación de los servicios, aspectos que en algunos casos habrían de mejorarse. Finalmente, resulta difícil entender que continúen sin aprovecharse la infraestructura y los recursos existentes para prestar atención especializada a los habitantes de los municipios cercanos del norte de las provincias de Palencia y de Burgos, más allá del dictado de los arbitrarios límites administrativos. Una experiencia de este tipo, que ya se ha puesto en marcha en otras CCAA, sin duda resultaría una actuación beneficiosa para todas las partes implicadas y para reforzar el aprovechamiento y la rentabilidad social de la infraestructura.
Marcos Fernández Gutiérrez es Profesor de Economía Aplicada de la Universidad de Cantabria.
http://personales.unican.es/fernandezgm/
*María Luisa Alonso (2015): "¿Invertir en carreteras o invertir en hospitales? Una comparación de la localización de los hospitales en Asturias y Cantabria en términos de eficiencia y equidad". XXII Encuentro de Economía Pública, Santander, 6 de Febrero. Disponible en: https://editorialexpress.com/cgi-bin/conference/download.cgi?db_name=EEP2015&paper_id=48