Nuevamente, vamos a celebrar el 8M, el Día de la Mujer Trabajadora, e IU, como no puede ser de otro modo, participará en la organización de los eventos que se efectúen, codo con codo con los sindicatos de clase: CCOO y UGT. Y así, estamos convencidos que este año 2.022 se batirán records de cifras en las movilizaciones previstas: manifestaciones, concentraciones, así como otros actos reivindicativos.
En la izquierda real tenemos plena conciencia (y así debería ser entre todas las gentes progresistas, mujeres y hombres) que la injusta, intolerable discriminación que históricamente padece la Mujer Trabajadora, tiene su origen en la brecha educativa de género, puesto que, ya en la niñez, al no contar para nada el talento de las/os estudiantes, tan solo la femineidad o la masculinidad, se comienza a dificultar que las chicas humildes económicamente (en esta sociedad, ultracapitalista, del tanto tienes tanto vales, las ricas no tienen problemas), cuando se convierten en mujeres, tengan igualdad de oportunidades, y consecuentemente, puedan ganarse la vida en igualdad plena.
Y, de esta manera, se llega a las enormes (inaceptables) diferencias existentes entre hombres y mujeres en el mercado laboral. Por ser más gráficos, en Cantabria, en el pasado año 2.021, el paro femenino superó al masculino en un 28% (2.110 paradas más que parados). Y ello, en una autonomía en la que más ha aumentado el desempleo (nuestra región ostenta el dudoso "honor" de ser la quinta comunidad española en porcentaje de paradas y parados).
En el caso concreto de la comarca de Campoo, el paro, sobremanera en mujeres, alcanzaría cifras escalofriantes, si no fuera por la fábrica de galletas, las residencias de mayores y la atención a domicilio, y sobre todo, por las industrias (también de galletas) de la localidad palentina de Aguilar (en cuyas plantillas el trabajo femenino alcanza el 60%). Huelga decir que, en empleos de esta naturaleza, las condiciones de trabajo son sumamente duras, mientras los salarios de las mujeres con respecto de los hombres resultan ser un 25% menores.
El lastimoso estado descrito acontece en una región que está gobernada (es un decir) por los "nuestros" (lo afirman esos mismos mandatarios). Si bien, para ser los nuestros, se requieren cualidades que para nada tienen los citados gobernantes. A saber, capacidad, interés real, y sobre todo, conciencia social. El hecho de ser paisanos no tiene nada que ver con compartir inquietudes. De hecho, la derecha regional, al igual que la regionalista, han demostrado con sus prácticas gubernativas que el empleo, las condiciones de trabajo, no se encuentran entre sus preocupaciones; todo lo contrario, están a favor del sistema neoliberal imperante, mediante el cual se explota, y no solo a las mujeres, si no a la clase trabajadora en su conjunto. Un procedimiento opresor que deja a las clases humildes a merced de un empresariado que, en determinados casos, es prácticamente esclavista.
Sin embargo, en contra de la opinión de los apolíticos, no todos los políticos son iguales. Por el contrario, y lo demuestra el hecho de que, como derivación de que, por primera vez en la democracia actual en España, en estos momentos hay dos ministros de Izquierda Unida. Y se nota. En efecto, entre otras cosas favorables a la clase trabajadora, la Ministra de Trabajo alcanzó un acuerdo de Reforma Laboral con sindicatos de clase y organizaciones empresariales. Los resultados hablan por sí solos: el paro, en febrero, ha disminuido en nuestro país en 11.394 personas, mientras la contratación indefinida ha alcanzado un nuevo record: el 22% del total de nuevos contratos son fijos (316.841), cuando en los años del bipartidismo apenas llegaban al 10%. Y eso en momentos tan adversos producidos por una pandemia y por la voracidad de las empresas energéticas.
Izquierda Unida llevamos muchos años trabajando el feminismo, no solo cada 8 de Marzo. Luchamos por la igualdad, por los derechos de las trabajadoras y trabajadores del Estado español. Así como también, en contra de las violencias machistas, en oposición frontal al lamentable avance de la extrema derecha que hace apología al terrorismo machista. Porque es perentorio terminar con las injusticias, con la desigualdad laboral; porque en IU queremos que las mujeres y hombres que se ven obligados a trabajar para subsistir, tengan una vida digna de ser vivida.
Decía Kurt Klaver (escritor y antes minero comunista), que los trabajadores somos "Pasajeros de tercera clase", y ese pensamiento evidencia, ya en pleno siglo XXI, que la explotación capitalista impone que las mujeres (eso sí, las mujeres humildes) sean pasajeras de tercera. Y aún, en el contexto de la sociedad sin apenas derechos que padecemos en España, en el que los "mileuristas" son unos privilegiados, los hombres gozan con prerrogativas con respecto de las mujeres, que no por ninguna causa objetiva, si no simplemente por eso: por el hecho de ser mujeres. Es una iniquidad y vamos a combatirla. Y porque es una realidad que si paran las mujeres revienta el mundo. Estamos obligados, Izquierda Unida y todas las demás fuerzas progresistas, nosotras y nosotros, a luchar contra la opresión neoliberal.
Y en fin, porque como decía Rosa Luxemburgo: "Quien no se mueve, no siente las cadenas".
¡ VIVA EL 8 DE MARZO! ¡VIVA LA CLASE TRABAJADORA!