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Opinión

360 kilómetros de locura

El atleta valluco Javier Demingo nos relata cómo fue completar la ultra trail 'Tor des Geans', una experiencia que lo llevó a recorrer el Valle de Aosta y subir más de 24.000 metros desnivel acumulado durante seis días consecutivos en los que apenas durmió y para los que empleó unas 150 horas

Si empiezo por el final, ya sabes, te diría que son 360 kilómetros de locura con un desnivel positivo de más locura aún: ¡24.000 metros!

Enfrentarme a una carrera de este tipo ha sido bastante complicado, no se parece a nada de lo que había hecho hasta ahora y por ello precisamente suponía un reto para mí. Pasar de 180 km, que es lo máximo que había hecho hasta ahora, a 360 km así de golpe no resulta sencillo, requiere mucho trabajo físico, pero sobre todo mental. No sabes cómo va a responder tu cuerpo sin dormir apenas durante tantos días.

El comienzo ya fue difícil porque mi dorsal debería haber salido a las 12:00 h, en la segunda tanda, pero por equivocación salí a las 10:00 h, en la primera, ¡lo que me supuso una penalización de 4 horas! Para completar la carrera tienes 150 h que te gestionas como "buenamente puedas", pero yo debía hacerlo por debajo de 146, y en estas circunstancias 4 horas son todo un mundo. Correr 6 días con esa presión no fue fácil ya que había planificado un estricto horario para llegar a cada punto de control y a cada refugio con el tiempo permitido. Pero me gustan los retos, me había costado mucho llegar hasta aquí, así que invertí mi enfado en correr más deprisa... ¡Y tuvo resultado!

¿Algo fácil en el Tor? Nada.
¿Algo difícil? Todo.
¿Algo malo? "pequeñas cosas", como cansancio, ampollas que duran meses, frío, sueño... Ese momento horrible que aparece a mitad de carrera, cuando llevas 200 km en las piernas y parece que los kilómetros no avanzan, que todavía te quedan 160 km por recorrer y parece que no vas a tener fuerzas...

¿Algo bueno? Todo. Es una experiencia inigualable. Lugares paradisíacos, voluntarios volcados, compañeros de fatigas que no vas a olvidar y sobre todo descubrirte a ti mismo. Son muchas horas solo. Tu cabeza manda sobre tu cuerpo; caminas con sueño, caminas con dolor, caminas con frío... parece que llegas a un refugio a dormir 3 horas y crees que no te levantarás, que no serás capaz, pero el caso es que te levantas, que sigues, que avanzas, que no te das por vencido y llega un momento en que los kilómetros se vas descontando... 30 para el final, 20 para llegar... maldita nevada, maldito frío, maldito sueño... 10 para llegar... maldita rodilla... 5 para llegar... no me lo creo... veo el pueblo, 6 días después vuelo a estar en Courmayeur... a las 5:10 h de la mañana... apuro el paso, dejo de caminar para empezar a trotar... llevo 6 días, con sus noches, pensando en cruzar esa meta. He visto infinidad de vídeos de gente cruzando ese arco, en días de sol, con todo el pueblo aplaudiendo, con música, con vestidos típicos de la localidad... mi entrada no tiene nada que ver. La madrugada, el frío, la lluvia... no hay ni música, ni gritos, ni gente, sólo yo y ese arco de meta, esa luz al final de la calle. Y entonces subes esa rampa y sientes orgullo. Sientes que todo ha merecido la pena. Sientes que puedes con todo...