Entre Burgos, Palencia y Cantabria, en el cortado de La Lora sobre el valle de Valderredible, se asoma escondida Lorilla. El esqueleto inerte de un pueblo elegido estratégicamente en el Frente Norte durante la Guerra Civil, que fue destruido por los bombarderos y el fuego cruzado entre nacionales y republicanos, y posteriormente reconstruido, hasta que sus vecinos lo abandonaron definitivamente a comienzos de los años setenta.