No fue el desfile de todos los años, a consecuencia de la evolución de la enfermedad de la lengua azul, con varios brotes en la Península Ibérica, pero los campurrianos volvieron a defender la trashumancia como Patrimonio Cultural de la Humanidad por las calles de Madrid. En esta ocasión lo hicieron apoyando a los pastores y delegados que reivindicaron en la capital de España este modo de pastoreo y para ello, los campurrianos, encabezados por los vecinos de Requejo y dirigidos por Angelines Balbás se ataviaron con sus trajes regionales para fomentar un sentido de pertenencia y mantener viva la herencia cultural.