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Campurrianos | Reinosa

Los límites de Julián Macho

Los límites de Julián Macho

El triatleta campurriano completó el segmento de bicicleta descalzo

No durmió la última noche, era su momento y lo quería bordar. Cambiar relevos en la fábrica y gastar vacaciones y días libres para sufrir disfrutando con lo que más le gusta. En la salida Julián Macho era reticente a posar con los campeones porque tenía complejo de no estar a su altura. Cuando Campuzano dio luz verde, Juli pulsó su reloj y le pidió a los últimos seis meses de entrenamiento que diesen la talla.

Salió entre codazos en una prueba huérfana de esquí y que no era de su gusto. Corrió lo más rápido que pudo durante cinco kilómetros y se montó en la bici. Se mantuvo entre los veinte primeros hasta que sus cambios se volvieron locos en Paracuelles y su cubierta no resistió ni su ímpetu ni la nieve, pinchó.

Adiós al título regional y al campeonato de España. Y "con más cojones que conocimiento"-parafraseando a su amigo Eneko-, se echó la bici al hombro, se descalzó y se comió la carretera.

Seis kilómetros rasgando sus calcetines en el asfalto, con los pies en carne viva y anestesiando su huella sobre cinco centímetros de nieve. Muchos deberes por hacer; la promesa a su madre que llegaba a comer, el recuerdo de Derek Redmond en Barcelona´92 y un afán de superación sin precedentes.

Impagable su imagen con la bici al hombro enfilando el horizonte blanco en la recta del todo o nada entre Salces y Reinosa. Julián Macho se batió a sí mismo y nunca pensó en retirarse. La épica llevada al extremo, una cuestión personal a caballo entre la necedad y el orgullo.

Cuando llegó a Reinosa le sobraron zapatillas y besos para completar los 2,5 kilómetros. Catatónico y exhausto, finalizó la prueba con un tiempo de 1:18:45, el último de los 32 élite. Mirada al infinito, en su cabeza un fogonazo de lo que sufrió y el eterno abrazo de los suyos. Juli venció a sus límites.