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LaborESO | Reinosa

"La gente se queda esperando a ver cuándo voy a hacer el chiste"

Fotos: Verónica Fernández.

Entrevista de la estudiante Claudia Ezquiaga Fernández a Antonio González Camacho, ganador del premio Escenamateur como Mejor Actor de Reparto

Antonio González Camacho lleva en el grupo de Corocotta Teatro desde 1988, y en estos años ha participado en muchos montajes, gracias a los que ha acumulado 31 premios, tanto como mejor actor principal como de actor de reparto, además de numerosas nominaciones en diversos certámenes. El pasado sábado 1 de abril, en la Sala Berlanga de Madrid, recibió el premio al Mejor Actor de Reparto de los IV Premios Nacionales Escenamateur por su papel de Lucas en la obra ‘No es tan fácil'. Un premio más que se suma al conseguido en la primera edición por su interpretación de Paulino en ‘Ay, Carmela'.

- ¿Qué te llevo a empezar en el teatro?

- Me llevó a meterme en este mundo Andrés, el director de la compañía, que me conocía, porque otros amigos míos habían estado en Corocotta, y me dijo que yo, que tenía cualidades, vis cómica y que era un chico suelto al hablar, por qué no me atrevía a hacer teatro. Y después de estar ya un tiempo detrás de mi insistiendo al final me convenció. El fue el que me hizo empezar en este mundo.

- Entonces, ¿tú nunca habías pensado en hacer teatro?

- No, la verdad es que no, nunca. Sí que alguna vez en el colegio había hecho teatro pero la verdad que no. A mi me gustaba más cantar que actuar, y tampoco sabía muy bien lo que era actuar. Además, hace tantos años no había tantas posibilidades como hay ahora en el mundo del teatro. No se podían ver en la televisión tantas cosas como ahora, ni nada por el estilo.

- ¿Has hecho muchos amigos en el teatro?

Si, sin duda. Si algo se hace en el teatro son amigos. Conoces sitios, conoces mucha gente, y los amigos con los que actúas son más que amigos, porque compartir el escenario es una cosa que es muy bonito desde fuera, pero cuando vas a entrar, te mueres de miedo, ese paso, el salir... Entonces con la gente con la que compartes escenario se crea un vinculo diferente, y nos pasa en la Muestra Escolar de Teatro; todos los chavales y chavalas que han ido pasando con el paso de los años, te ven y se acuerdan de esa experiencia. Tiene un toque especial ,es algo más que una amistad que pueda hacerse con un grupo de amigos jugando al fútbol, o con los amigos del barrio.

- ¿Crees que es difícil meterse en el papel del personaje que interpretas?

- A mi no me resulta difícil, tengo el poder de concentrarme enseguida y meterme en el papel, hay gente que eso es lo que más les cuesta, a mi francamente no, aunque esté mal decirlo. Vivir el personaje y sentirle, engañar al público de esa manera. Pero lo hemos hablado cantidad de veces, y me dicen que soy un actor muy natural, entonces entiendo que sea por eso, que soy tan natural, que no veo dificultad. También te digo que una vez que estoy metido en arena soy el personaje, y aunque se te pasen por la cabeza miles de cosas, ya que en una actuación durante una hora y media o dos horas ante el publico la cabeza da muchas vueltas, a mi no me resulta difícil.

- ¿Qué sientes cuando ves al público aplaudir o reírse por tus actuaciones?

- La mayoría de las obras que hacemos son comedias, entonces, el sentir que la gente se ríe, es como un arma que tú utilizas. Te das cuenta de que ellos quieren pasárselo bien, con lo cual, te creces más. También te pasa lo contrario, que en todos los sitios donde actúas el público no reacciona igual a una broma. Y en lugares donde piensas que se van a reír, no se ríen, y eso también te hace pensar. Sin embargo cuando se ríen y tu ya notas que ya les tienes metidos en la cesta, entonces, si te puedes crecer un poco más, y si no se ríen, no tienes que venirte abajo. Es un duelo, el espectador te manda mensajes, y si no te les manda, tu tienes que seguir tirándole de la lengua para que termine lanzándoles. Aparte, los públicos son muy diferentes, hay públicos serios, y sin embargo el aplauso final es soberbio, por respeto, y es que no es lo mismo actuar en un pueblo donde no están muy acostumbrados a ver teatro, y que esperan la risa fácil, a que estén esperando tu actuación.

- ¿Qué es lo que más te ha ayudado a mejorar con el paso del tiempo?

- La experiencia. Lo que se llaman tablas, en el teatro, los nervios, si no tuviese esos nervios, y ese choque de adrenalina, cuando vas a salir no tendría sentido, porque no te importaría nada lo que vas a hacer. Pero aprendes a controlarles de otra manera, y las tablas, que es lo que se consigue con tantos años de experiencia, es un valor añadido que te puede hacer salir de muchas situaciones comprometidas, te la juegas todos los días durante hora y media en directo, estés como estés. Te pueden salir las cosas bien o te pueden salir las cosas mal, porque pueden pasar muchas cosas, desde que se caiga un foco hasta que se te olvide el papel, etc. Y las tablas te ayudan a superar ese tipo de cosas, quizás es el valor añadido que los años te dan, y lo comparto con mis compañeros.

- ¿Cómo te sentiste cuando recibiste el premio al mejor actor de reparto?

- Mucha emoción, porque no me lo esperaba. En esta ocasión, los otros nominados son actores de mucha categoría, yo he visto trabajos suyos, y aparte de que son amigos míos, que venga ‘el de Reinosa' a llevarse otro premio, pues mucha emoción. Me emocioné en el discurso, y se me quedaron en el tintero tantas cosas por decir... Pero te bloqueas, sin un guión yo no soy el mismo. Tener a tantas personalidades delante, tú eres el foco de atención, y bueno, te gusta. Prefiero actuar a ir a recibir premios, porque lo paso fatal, me sudan las manos...Es peor que montar en avión, que lo llevo fatal también.

- ¿Y por qué crees que Lucas está ganando tantos premios?

- Pues no lo sé. Lucas es el camarero de ‘No es tan fácil', y es un secundario de lujo, porque está gran parte de la obra en la penumbra, pero ahí está. No tiene que desviar la atención, porque hay dos compañeros que se están batiendo el cobre delante de él, pero tiene que ir cogiendo esa carrera poco a poco en la obra, que al final se vuelve casi el protagonista, y es lo que coloquialmente se llama una perita en dulce, es un papel secundario que cualquier persona que lo coja puede hacer maravillas con él, nosotros le hemos dado el toque nuestro, que también es muy importante, y ha venido mucha gente a decírnoslo. Sin ser un gran texto, y sin ser un gran espectáculo le hemos sabido dar el toque Corocotta, además los tres actores estamos muy equilibrados, y eso es lo que hace que una obra sea entretenida. Mucha gente nos ha dicho que se les ha pasado esa hora y cuarenta minutos volando. Y el papel es que es una maravilla.

- ¿Por qué te enfocas más en los papeles cómicos que en los dramáticos?

- Es que yo tengo más vis cómica, aunque también hay veces que los actores cómicos cuando se ponen en plan duro la gente se queda un poco sorprendida, y cuando hielas la sangre del espectador se quedan como impactados. También en algunos otros papeles más dramáticos he recibido premios, que eso también está bien, que no te juzguen siempre por un mismo tipo de papel y que te puedan encasillar. Pero me pasa en todos los lados, que la gente se queda esperando a ver cuándo voy a hacer el chiste. Pero eso también lo utilizas como arma tuya, dices, voy a dar guerra y vamos a pasarlo pipa.