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Cultura | Reinosa

Alicia Cañas, diluir y condensar la esencia de Campoo en un lienzo

"He retratado muchas veces los mismos rincones pero siempre son diferentes"

En el estudio de Alicia Cañas no hay fotografías. Todas las imágenes han salido de su pincel. Del suyo y del de Velázquez, Antonio López, Vermeer o Goya. En la solapa luce Las Meninas; en su cabeza están los itinerantes rusos, los pintores flamencos y un sinfín de autores y corrientes, principalmente relacionadas con el realismo. Pero en su corazón el hueco se lo guarda para algo más cercano. El nacimiento del Ebro, la "impresionante cordillera que tenemos" y la calle Mayor de Reinosa. También aquellos rincones de la ciudad que nadie sabe escudriñar mejor que ella.

A Alicia Cañas le gusta ver otros horizontes pero a la hora de pintar reconoce que lo que más la seduce es aquello con lo que convive. Lo que la resulta más propio, más suyo, comenta. Su ambición como pintora es "conmover, llegar a emocionar con una obra. Independientemente de la técnica o el estilo".

Puede haber retratado muchas veces el mismo rincón de Reinosa pero siempre es diferente. Pinta mucho paisaje, también la figura humana y naturalezas muertas. "Cualquier motivo puede ser válido".

Su obra supera las 1.700 pinturas, se inicia en su época del instituto con una exposición individual y, a pesar de tener una trayectoria tan prolífica, reconoce que "hay muchas cosas que me apetecería hacer pero que no me da tiempo. Las manos no son tan rápidas como lo cabeza".

Alicia Cañas realiza una pintura laboriosa que lleva mucho tiempo. No acostumbra a sacar el soporte del estudio, prefiere visitar varias veces el lugar que va a retratar. Hace años pintaba al natural, montaba el caballete en el mismo sitio donde obtenía la idea, pero como la luz es tan cambiante y el clima es complicado, hace tiempo que ha decidido traérselo a casa y apoyarse en el trabajo de estudio.

Varias instituciones públicas la han encargado cuadros, de eso no tiene reparo en hablar. Otra cuestión son los pedidos particulares. La titularidad de sus obras -como bien exclusivo que son-, se guarda con cariñosa discrección.
Habla de la nieve, de lo complicado que puede resultar pintarla. Explica que hay muchas referencias que se ven mucho mejor volviendo al paisaje. "Por mucha fotografía que haga, me gusta verlo en directo". El resultado es impresionante, ¿cuántos tonos y matices diferentes puede tener la nieve que pinta Alicia Cañas? "La nieve, aunque no lo parezca, es muy cálida".

Preguntada por el color de Campoo, se inclina por un tono verde azulado o blanco azulado. Depende de la época. Según su criterio predominan más los colores un poco fríos, "pero eso no importa porque la luz los vuelve cálidos".
Levanta la vista e intenta recordar cual es el motivo más recurrente en su pintura. "Lo que más habré pintado en mi vida es Reinosa, tiene unos rincones preciosos". Y prosigue, "también muchos retratos y naturalezas muertas, pero si dijéramos paisajes: Reinosa y el Ebro".

Habla con vehemencia sobre nuestros rincones, "siempre puede ser sugerente. Vas a dar una vuelta, y dices: fíjate que bonito está hoy, mira el Ebro por Salces, por Reinosa... Fíjate como ha crecido la vegetación...¡Si hasta un metro cuadrado del río es precioso! Esa transparencia, el correr del agua. Aunque lo haya pintado tanto, casi siempre se puede encontrar algo que me seduce para volverlo a hacer".

Aprender enseñando.

Además de su dedicación a la pintura como creadora, lleva dando clases 25 años. "Es muy gratificante enseñar a pintar". Se muestra muy contenta con los alumnos. Tiene dos grupos de 8 pintores que acuden a su estudio de lunes a jueves. Alaba su predisposición y también su calidad. "No sé lo que he enseñado, pero he aprendido muchísimo", afirma.

Considera que el trabajo de pintor es muy individual y solitario. "Aunque hables con compañeros, el hecho de trabajar es muy individual. Tú contigo. Por eso dar clase te permite intercambiar conocimientos, enseñar y ver los resultados y la evolución de la gente. Es muy gratificante".

Vocación y estilo definidos desde el principio.

A pesar de tener muy clara su vocación, Alicia hizo caso a esa frase de "pinta lo que quieras pero...estudia algo más práctico". Cursó Magisterio, la gustó y disfrutó con la carrera, pero nunca dejó de pintar y es a lo que siempre se ha dedicado en exclusiva.

Fiel a su estilo -incluso para los profanos en pintura es fácil reconocer sus obras con un golpe de vista-, siempre se ha movido dentro de lo figurativo, principalmente en el realismo. En sus inicios, influida por sus amigos, tuvo algún flirteo con el expresionismo, pero reconoce que ella misma no se lo tomaba en serio. "Hay que hacer lo que a uno lo gusta, tienes que pintar aquello que te parece serio, lo que te satisface, no tomarte el pelo, por eso he seguido con el realismo", argumenta.

Retratar el Día de Campoo.

Este es el cuarto año consecutivo que Alicia Cañas ha donado una de sus acuarelas al Ayuntamiento de Reinosa. En 2010, con motivo de una de sus numerosas exposiciones, la concejala de festejos le propuso ilustrar el Día de Campoo, encargándose de realizar el cartel conmemorativo de esta fiesta de Interés Turístico Nacional. La acogida fue todo un éxito y desde entonces parece que el binomio Alicia Cañas-Día de Campoo va ser difícilmente divisible.
"Me encanta todo lo relacionado con Reinosa. Soy de aquí y vivo aquí, y si puedo colaborar con quien me lo pida lo hago gustosamente".

Proceso creativo.

Alicia Cañas nos da una clase improvisada y nos hace ver lo diferente que puede ser el resultado de una obra, dependiendo la técnica que utilicemos en función del tema que se quiera retratar. "El agua y la nieve puede quedar preciosas con el trazo escueto de un lápiz. Si persigues la contundencia en las naturalezas muertas o los paisajes puedes recurrir al óleo. Por otra parte, las flores con la técnica del pastel o a la acuarela quedan más ligeras. Lo más bello de las flores es que sean reales, pues después de que sean tangibles, lo más próximo es la acuarela o el pastel".

Ahora tiene empezados dos cuadros. Habitualmente es así. Antes llegaba a tener 3 o 4 obras a la vez. "No por abandono, sino porque me gustaba compaginarlo, pero ahora prefiero dedicarme en exclusiva a uno solo".
Pensando en el tiempo que le ocupa pintar un cuadro, se asombra, porque mientras está pintando un tema solo piensa en él, pero una vez acabado, se va al siguiente y ya no vuelve a pensar en lo anterior. Así, en más de 1.700 ocasiones, que tiene minuciosamente recogidas en unas cuantas libretas donde figuran las fichas de sus obras. "A veces me parece increíble, cuando me digo, con todo lo que he pensado en cómo resolver una obra y según lo firmo, ya no me interesa nada ese cuadro".

Alicia Cañas conserva intacto el estímulo por seguir trabajando. Se considera afortunada por llevar muchos años dedicándose a lo que le gusta. "Es un privilegio, creo que hay cosas que se pueden hacer sin que te gusten, pero pintar debe ser una tortura". Y concluye, "en muchos trabajos manuales se percibe si el resultado final lo ha hecho alguien al que le ha gustado hacerlo".