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Deportes | Reinosa

"Todos juntos vamos a luchar por evitar el descenso"

Entrevista a Álvaro González, entrenador del primer equipo del Club Deportivo Naval

Seis son las temporadas que han pasado desde que el entrenador campurriano, Álvaro González, empezó a dirigir el primer equipo del CD Naval. Un conjunto formando por 23 jugadores que a pesar de no disponer de un campo propio y de tener que lidiar con un ascenso inesperado, "son conscientes de la importancia que tiene cada minuto de partido" para lograr su objetivo: no descender de Tercera División.

-¿En qué agrupación deportiva comenzó su trayectoria deportiva?

En el Colegio San José Niño Jesús, pero fue en el Rayo de Bolmir, de la mano de  Chiqui Muñoz, donde descubrí mi vocación, y es que gracias a él me he convertido en entrenador. Fue el primero en darme la oportunidad de preparar a los más pequeños del club.

A principios de los noventa decidí compaginar ambas facetas en El Naval, jugando en el primer equipo y entrenando a los cadetes. Vivencias que unidas a las adquiridas en el Reinosa Fútbol Sala, me impulsaron a instruirme como entrenador, permitiéndome, de esta manera, dirigir a todos los equipos de base del club reinosano, al Arenas de Iguña en Segunda Regional, así como a la Gimnástica de Torrelavega y al Bansander de Santander en la Liga Nacional.

-Pero en el 2013 regresó a Reinosa.

A seis partidos de que la agrupación terminara la temporada, volví al primer equipo para sustituir al entonces entrenador José López. Utilizo el verbo volver porque en 2010 desempeñé las labores de entrenador sin estar titulado.

-Después de cinco temporadas completas, ¿qué experiencia escogería?

Cuando ascendimos hace tres años en la localidad de Galizano. Nuestras posibilidades de conseguirlo eran muy reducidas, no sólo teníamos que ganar nosotros, que lo hicimos, sino que tenía que perder el Velarde CF. Cinco minutos después de que finalizara nuestro encuentro, cuando nos informaron del resultado, explotamos de alegría, hacía 13 años que El Naval no subía de categoría.

-¿Qué retos están enfrentando este año?

No esperábamos ascender a tercera, el año pasado quedamos quintos y deportivamente no nos merecíamos subir de categoría. De hecho, apenas diez días antes de comenzar la competición, cuando el plan de la plantilla ya estaba elaborado para jugar en Preferente, nos informaron de que por razones administrativas habíamos ascendido. No tuvimos tiempo de acción para fichar a jugadores que potenciaran al equipo. Además, desde el 6 de diciembre no disponemos de un campo propio donde poder entrenar o jugar.

Dos inconvenientes que no han desmoralizado a los chavales y con los que, por supuesto, no nos justificamos. Estamos en los puestos de descenso, pero somos muy conscientes de ello. La situación es la que es, tenemos que afrontarla lo mejor que podamos e intentar solventarla para sacar al club del pozo.

-¿Dónde entrenan?

En el Pabellón Deportivo o en el Campo de Rugby, dos superficies por las que estamos muy agradecidos, sobre todo con el Campoo Rugby Club, pero que no reúnen las condiciones que requiere un equipo de Tercera División para poder llevar a cabo ejercicios de táctica, por lo que nos estamos centrando en perfeccionar las condiciones físicas de los jugadores. Ahora me siento menos entrenador.

-¿Cuál es el mensaje que trasmite al equipo?

En cada entrenamiento les recuerdo lo único que tenemos en nuestras manos, que son siete partidos en los que disponemos de la oportunidad de acercarnos al máximo al equipo que nos precede para salir de los puestos de descenso. Para mí, es muy importante que me entiendan, pero sobretodo que conozcan el para qué hacemos las cosas, que comprendan que no mando tareas porque sí, sino que hay una razón real.

-¿Es cercano con sus jugadores?

Como todos los profesionales dirían, procuro serlo. Aunque a mi parecer, considero que como entrenador tengo que marcar una línea, es decir, saber ponerme en mi lugar. No es lo mismo dirigir al primer equipo que a los más pequeños, y es que en mi categoría lo más importante no es conseguir un mayor rendimiento deportivo y social, sino ganar todos los partidos. Si quiero ser honrado con mi profesión en ocasiones tengo que tomar decisiones dolorosas.

-Póngame un ejemplo.

Nuestra plantilla está compuesta por 23 jugadores, de los cuáles 18 van convocados, pero sólo 11 pueden jugar, lo que me obliga a tener que elegir. Lógicamente se enfadan, pero no en el mal sentido, es una reacción natural que les ayuda a comprender que el fútbol es así, una competitividad constante: tienen que superarse a ellos mismos, para hacer lo mismo con sus compañeros, y con el equipo contrario los días de partido.

-¿Tiene alguna manía?

Muchas, me considero una persona bastante supersticiosa y metódica, lo que me incentiva a planificar las tareas requeridas para los entrenamientos con seis o siete semanas de antelación. Además, durante los días previos veo dos partidos del equipo rival para dar la máxima información a los jugadores antes del encuentro, y es que en los descanso nunca doy indicaciones, respeto que se mantenga el silencio para que los chavales respiren, analicen e interioricen sus acciones y mis peticiones.

-¿La más curiosa?

Me gusta ver los partidos de cuclillas, me siento más cerca de los jugadores.

-Aparte de los ejercicios que realizan cuando se concentran, ¿les manda alguno adicional a los jugadores?

Les aconsejo llevar a cabo tareas de mantenimiento, tren superior e inferior, fuerza o velocidad que sin ser obligatorias son muy recomendables. Asimismo, realizan sesiones grupales como la práctica de pádel que tienen como objetivo reforzar los lazos entre ellos.

-¿Confía en que puedan lograr la permanencia?

Sin ninguna duda, hasta que las matemáticas no nos demuestren lo contrario,  todos juntos vamos a luchar por el mismo objetivo. Desde el principio de la temporada conocemos la dificultad que supone este reto mayúsculo, por lo que los jugadores son conscientes de la importancia de cada minuto de partido. Por ello, aparte de su labor, quiero destacar la de mi segundo en la dirección del equipo Borja Ortega, de los fisioterapeutas Fernando Viadero 'Nito' y Lucas Javier Quijada, del entrenador de porteros Carlos Lacalle y de la directiva.