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Cultura | Valdeolea

Pinturas góticas en Valdeolea

Trabajo publicado en Cuadernos de Campoo

Por Daniel Guerra de Viana y María Elena Marchena Ruiz | Cuadernos de Campoo

El presente trabajo trata de dar a conocer las pinturas murales góticas existentes en Mata de Hoz, La Loma y Las Henestrosas, en Valdeolea, uno de los pocos ejemplos de su estilo en Cantabria y que fueron descubiertas al desencalar los ábsides de las iglesias en la últimas décadas. La primera manifestación pictórica de esta época que se descubrió e investigó en la zona, no en tierras de Cantabria pero en relación directa con las de Valdeolea, fueron las representaciones murales de la iglesia de S. Felices de Castillería, en el norte de Palencia cuyo estudio hizo Miguel Ángel García Guinea en 1951 y que ha servido de base para trabajos posteriores.

El marco geográfico de Valdeolea y su relación con el gótico.

Valdeolea es geográficamente una zona de transición de la montaña a la meseta, situada en la vertiente meridional de la sierra del Híjar. Es un valle de prados y bosques, donde la economía agrícola-ganadera es la principal fuente de riqueza de una sociedad aislada que vive precariamente, encerrada en un mundo apegado a las tradiciones y donde las nuevas corrientes culturales y artísticas tardan en prender. Motivo por el cual no vamos a encontrar las "grandes" iglesias góticas de la costa, zona esta con un mayor desarrollo económico, lo que influyó notablemente en la aparición del urbanismo y del gótico como estilo eminentemente urbano y burgués. Las villas pertenecientes a la Hermandad de Las Marismas, favorecidas por los fueros concedidos en el siglo XIII por Alfonso VIII, que les facilitó despegarse del poder feudal, vieron transformarse sus ciudades con el nuevo estilo nacido en Francia. Estas novedades propiciaron un cambio de mentalidad, un horizonte más abierto, opuesto al que nos encontramos en los valles interiores, lugares en los que perduran los usos románicos como se puede ver en los gruesos muros (por ese motivo se decoran los interiores, ya que hay un predominio absoluto del muro sobre el vano, al contrario ocurre en las iglesias góticas, donde las pinturas han sido sustituidas por vidrieras) y en la planta de las iglesias. El tipo de planta, de una nave, cubierta adintelada, es la que más se repite en la zona sur de Cantabria. Una de las posibles razones es que toman como modelo la planta de la Colegiata de S. Pedro de Cervatos. En los valles del sur de Cantabria comienzan a aparecer iglesias que añaden a su fábrica románica elementos arquitectónicos protogóticos, como arcos apuntados, tanto en el pórtico como en el ábside (bóveda de cañón apuntada) o utilizan la decoración propia de esta época. En las iglesias de nueva ejecución los canteros no se han atrevido a adoptar el nuevo sistema constructivo, nuestros edificios sólo tienen del gótico algunos elementos que no requieren una gran pericia. Las ermitas e iglesias de esta zona se pueden datar en torno a la segunda mitad del siglo XII y que perduran hasta el siglo XV, sin que varíe apenas su estructura. .En cuanto a las influencias artísticas que actúan en Valdeolea, tenemos por una parte el importante foco costero como referencia; por otra, nos fijaremos en Castilla donde se ha desarrollando el estilo gótico con gran éxito, como se pone de manifiesto en las grandes catedrales de esta misma época, y en el impulso constructivo estimulado por el asentamiento de órdenes reformadas por el Císter, como la premonstratense del monasterio de Sta. María la Real de Aguilar de Campoo, que debido a su importancia territorial y económica ejercerá gran influjo sobre toda esta comarca.La cronología que podemos aplicar a estas pinturas al fresco viene determinada por la aparición de una inscripción con fecha en la iglesia palentina de Valberzoso (perteneciente al partido de Cervera de Pisuerga). Según ésta, las pinturas fueron ejecutadas en 1483 y si tenemos en cuenta la similitud de estilo, iconográfica, etc., las pinturas del valle cántabro deben estar situadas en la segunda mitad del siglo XV, estilo hispano-flamenco, aunque de tradición gótico lineal (siglo XIII).

Sobre la autoría de las pinturas no tenemos ningún dato. Podemos pensar que un grupo de "canteros-pintores nómadas", contratados para decorar las iglesias, fueran sus artífices; parece posible que las pinturas las realizaran varios de estos artistas anónimos que recibían las directrices de un jefe de obra, que sería el encargado de trazar sobre el yeso los perfiles de las figuras, para que, aún estando húmedo el envocado, los aprendices rellenaran los espacios dibujados por su maestro; también cabe la posibilidad de que algunos aprendices copiasen la técnica de un artísta y la reprodujeran en sus trabajos de encargo. Esto se puede deducir al contemplar la única inscripción que sobre la autoría de las pinturas se conserva en la iglesia de Sta. Eulalia en la Loma: "Joannes aprhendica" (Juan el aprendiz) , aunque no se puede afirmar con rotundidad, ya que hay otras palabras que resultan ilegibles

Técnica

La técnica utilizada por los "pintores anónimos" de las iglesias con pinturas murales de Valdeolea, es una mezcla entre dos modos empleados desde siempre: la pintura al fresco y el retoque al temple. El fresquista tiene poco tiempo para realizar la obra, ya que debe pintar sobre la cal aún húmeda (revoque), para que los pigmentos desleídos en agua con cal puedan adherirse a la pared y formen un conjunto homogéneo. Como los colores pierden viveza, una vez absorbidos por la cal, es necesario inmediatamente aplicar más color para que mantengan su intensidad. Parece ser que nuestros artistas no dominaban este arte con gran soltura, por eso retocan en seco al temple , lo que permite efectuar correcciones al boceto inicial. A veces parece que muchas figuras estén sin terminar, simplemente perfiladas.

Aspectos estilísticos.

Durante el románico la pintura mural era un complemento de la arquitectura, cuya característica más reseñable es la falta de naturalidad en las figuras, su rigidez formal, su carácter conceptual y simbólico y la falta de elementos de referencia en los fondos. Las pinturas de Valdeolea reproducen esquemas anteriores en cuanto a su disposición en el ábside, en el presbiterio, los lugares más sagrados de la iglesia. La diferencia más acusada es la aparición del naturalismo, las figuras se colocan en un espacio real, en actitudes más desenvueltas, cambia la iconografía, se incorporan nuevos temas y otros dejan de representarse. Se ha pasado del geometrismo, de la acomodación de la figura al marco, del hieratismo de las figuras románicas a una mayor expresividad, las miradas se buscan, se relacionan entre ellas; el artista trata de insinuar a través de los rostros la emoción, el sentimiento. A estas características, hay que añadir otras como la importancia que se da a las líneas del dibujo de trazo muy rápido que limitan superficies coloreadas dando más predominio al cromatismo que a su gradación tonal. Las figuras están tratadas de manera muy primaria, los colores son planos, no dan sensación de volumen, y suelen tener una cierta desproporción en su anatomía.Las pinturas están separadas por marcos, que señalan el carácter unitario de la escena, formados por dos o tres franjas de diferentes colores. También se utilizan bandas con motivos geométricos como en La Loma y S. Felices de Castillería, donde aparecen grandes cenefas de dientes de sierra, motivo decorativo muy usado durante el románico en las iglesias del norte de Palencia y sur de Cantabria. Las pinturas murales presentan varios tipos de fondos: de color plano, donde se aplica la gama cromática del ocre, reflejando un espacio interior que realza las figuras; exteriores urbanos, se representa un mundo esquemático en el que predominan casas y torres. Destaca la simplicidad de los dibujos que sólo tratan de dar más sensación de realismo a la escena. En algún caso se presentanexteriores naturales, en estos paneles la naturaleza está en un segundo plano, siendo escaso este tipo de representación en Valdeolea (Las Henestrosas).

Los colores que emplean son de origen natural: terrosos, ocres (óxido férrico) y sus derivados. También utilizan colores oscuros, negro, o bien la gama azul-grisácea. Cuando aparece el blanco sería la misma cal del soporte que se utiliza para crear líneas, por ejemplo en las escenas urbanas donde el blanco sirve para mostrar y separar las piedras de sillería de las construcciones.

Iconografía

El artista gótico se expresa con mayor plasticidad, está más cerca del pueblo, mostrando actitudes y posturas de cada día; como vemos en la iglesia de Sta. Eulalia en Mata de Hoz, en el fresco de la Visitación, donde la emoción se manifiesta en las figuras que se abrazan. También lo apreciamos en la escena del Calvario en La Loma: se ve a Jesucristo golpeado por un soldado y este sin embargo le mira con gesto de perdón; o en el Descendimiento, donde los rostros de los presentes reflejan el dolor ante la muerte. Esto nos indica la necesidad que hay en el momento de transmitir no sólo la idea, sino la sensación que produce. En estas escenas el realismo, el humanismo, se impone a la tradición románica de complejidad temática e interpretativa, donde las referencias apocalípticas, los monstruos y el castigo eterno eran la base del espíritu teocéntrico de una sociedad donde el Dios Todopoderoso, atemoriza a los mortales con su gran mano vengadora, juzgando desde su mandorla los pecados de los fieles. Ahora, el Dios terrible y justiciero es sustituido por un Dios lleno de amor y bondad que salva a la humanidad de los pecados, un Dios que vemos nacer y veremos sufrir como hombre. Se realza la figura de la Virgen cuya devoción irá en aumento, transformándose la temática mariana en el arte de este periodo, donde se reemplaza la Virgen "en majestad" de épocas anteriores por una Virgen madre que intercede ante Dios por sus hijos a los que acoge en su seno. Todas las ermitas estudiadas en la zona, tanto las cántabras como las palentinas, repiten un mismo proyecto iconográfico. El mejor ejemplo lo encontramos en la iglesia palentina de Valberzoso. En ella está representada en grandes frescos la vida de Cristo, desde su nacimiento hasta su muerte. El carácter de estas escenas es narrativo, cada una representa un momento de su vida. También la iglesia palentina de San Felices de Castillería, la primera en descubrirse, reproduce este esquema. Las iglesias de Valdeolea tratan idénticos temas, pero no completos en un mismo ábside. La iglesia de Mata de Hoz contiene escenas de la vida de la Virgen y de la infancia de Jesús; también figura el patrón de la iglesia, S. Juan Bautista, degollado. En la iglesia de Sta. Eulalia en la Loma, será la Pasión de Cristo el asunto fundamental: Última Cena, Prendimiento, Ecce Homo, Calvario, Crucifixión, Descendimiento, Resurrección, y el descenso de Cristo a los Infiernos; otras escenas están dedicadas a la mártir y patrona de la ermita, Sta. Eulalia y hay dos más de distinta índole, una, muestra a S. Miguel como pesador de almas y otra a un caballero (puede tratarse de Santiago) luchando a caballo. Esta muestra fragmentada de la vida de Jesús, puede ser debido a la proximidad entre las dos iglesias, que hace que el ciclo de la vida de Jesús se divida entre ambas, como un único programa iconográfico . La iglesia de Sta. María de las Henestrosas, repite el mismo argumento, al menos por lo que se puede deducir de los paneles que se conservan: Las Bodas de Canaán, la Huida a Egipto, La Matanza de los Inocentes. Sin conexión con lo anterior, un fresco nos descubre a un jinete, que hace huir a dos infieles. Otro de los motivos representados es el de un muchacho preparando unos caballos. El mal estado de conservación hace que pinturas situadas en el muro izquierdo tras el púlpito, sean difíciles de interpretar, al igual que una inscripción que aparece sobre ellas.

Las iglesias con pinturas murales en Valdeolea

S. Juan Bautista de Mata de Hoz

Esta pequeña iglesia bajo la advocación de S. Juan Bautista tiene planta de una sola nave, de trazado románico, aunque se han añadido posteriormente diversas dependencias. En su interior podemos apreciar remodelaciones de época gótica como el arco triunfal ligeramente apuntado. Los frescos en el ábside están dispuestos en tres frisos donde las escenas se separan por bandas negras y granates. La secuencia temática tiene el siguiente orden: de izquierda a derecha y de arriba hacia abajo relata el Nacimiento e Infancia de Jesús, salvo una imagen que alude al patrón de la iglesia, S. Juan Bautista. En el friso inferior se hallan dos murales, separados por una ventana abocinada, que ocupan una gran superficie. El friso intermedio, separado por una banda de motivos geométricos contiene tres frescos. En el último piso se inicia el ciclo. En líneas generales podemos apreciar una evolución técnica y estilística, o por lo menos una disposición más cuidada, por parte de los artistas en los cuadros inferiores, donde los paneles son mucho más grandes, los fondos están más trabajados integrándose las figuras en un mundo urbano de torres y casas, con alusiones a un ambiente cotidiano. En la escena inferior derecha, el tema principal es el banquete de Salomé y Herodes (que aparece muy desdibujado), que reproduce un festín de la época del pintor. Un juglar tañe una vihuela de siete cuerdas, dos personajes dialogan señalando a Herodes y Salomé que se dispone a trinchar un ave, mientras dos sirvientes acercan a la mesa la cabeza del Bautista. Frente a esta pintura se representa a Jesús entre los doctores. Se repite la complejidad compositiva y la alusión al mundo cotidiano. Jesús sentado en una silla de tijera centra la composición, mientras su mirada y su dedo señalan a un personaje en un púlpito. Varias figuras más aparecen rodeando a Jesús, entre ellas la Virgen, arrodillada a su lado. Uno de los personajes sostiene un libro abierto, mientras un soldado lleva a un condenado. Esta escena y la anterior están marcadas por un gran naturalismo.El ciclo del nacimiento de Jesús, comienza en el friso superior izquierda con la Anunciación, donde las figuras de una belleza idealizada destacan sobre un fondo plano, el arcángel sujeta una filacteria donde se lee "ave maría", se observa una cierta desproporción en las manos de la Virgen y del arcángel. Entre las dos figuras un jarrón marca el eje compositivo, y es de apreciar que aparece vacío, sin el símbolo mariano. A continuación la Virgen visita a su prima Isabel. Las dos figuras expresan en sus rostros y en su actitud una gran emoción, dejando patente el sentido humano del tema. El entorno arquitectónico es de una gran simplicidad. El friso intermedio está compuesto por tres frescos, el central hace referencia al Nacimiento de Jesús, en un paisaje urbano se encuentra la Virgen en actitud de adoración, en el centro el niño y a su lado izquierdo una figura que suponemos sea S. José. En la parte izquierda se muestra la Adoración de los Reyes. Las figuras se dividen en dos conjuntos, el primero es el de los Reyes que portan grandes copas. El Niño une los dos grupos sentado sobre el regazo de su Madre tomando la copa del Rey más anciano mientras le bendice. Los otros en actitud de conversar se sitúan más alejados de la escena principal. San José ocupa un lugar secundario detrás de la Virgen. En esta y otras escenas hay muchos elementos que parecen que estén sin concluir, como las coronas de los reyes, el nimbo, la túnica de la virgen o la estrella de Oriente. El último panel representa la circuncisión. Pintura muy deteriorada en la que se aprecia a un personaje con una gran navaja dispuesto a ejecutar la operación. Queremos hacer notar que se trata de una navaja, y no se puede interpretar la escena aludiendo a un desproporcionado miembro viril del niño, dando píe para suponer la libertad de pensamiento de un artista en esta época, si nos fijamos con atención, apreciamos tanto en ésta, como en la circuncisión de Valberzoso, la presencia de una navaja de forma curvilínea, con un mango de diferente color a la hoja, donde se aprecia el remache que une las dos partes del utensilio.

Sta. Eulalia de la Loma

Iglesia de una sola nave y con ábside rectangular cubierto con una bóveda de cañón apuntado. En este templo existe una inscripción referida a su consagración que data de 1174. Las pinturas están situadas en el ábside y tienen una disposición bastante irregular. Se representa la Pasión y Muerte de Cristo, martirio de Sta. Eulalia y otros motivos sin relación directa con lo anterior. Comienza el ciclo con La Última Cena, presenta una perspectiva frontal, donde aparece, en el centro de una gran mesa, Cristo y a ambos lados los apóstoles, todos nimbados, salvo Judas, que está situado en un extremo cogiendo una cesta. Todas la figuras se relacionan con la mirada, excepto S. Juan dormido sobre el mantel. El reflejo de lo cotidiano lo podemos apreciar en la disposición de la comida, grandes tortas de pan, roscones y bandejas de metal con pescado, o en los objetos como jarras de un asa, copas y una cesta de mimbre. A continuación se reproduce en siete escenas la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo, en ellas apenas hay elementos anecdóticos que distraigan la atención del drama que aquí se representa, se suprime lo superfluo, hay un fuerte contraste de color, destacando las túnicas de Jesús y la Virgen en negro, como en el episodio del sepulcro donde el manto de la Virgen impone a la composición un gran patetismo. Destaca así mismo por ser un asunto reiteradamente representado, tanto en esta época como en el renacimiento "La Piedad", que aunque tratada de un modo muy rudimentario repite el esquema y las actitudes clásicas de este motivo iconográfico Como colofón a este ciclo existe un gran panel que rompe la unidad tanto estilística como formal del conjunto, cuyo tema es la Anástasis (descenso de Jesús a los Infiernos) y que tiene, tanto en el contenido, como en la expresión plástica, un carácter arcaizante. El pintor copia casi de modo literal las figuras demoníacas y sus actitudes de los frescos románicos de la iglesia de Barrio de Santa Maria ( Cerca de Aguilar de Campoo) donde se representa una imagen del infierno. Dibuja los mismos fuelles, la misma caldera, en la cual se "cuecen" unos personajes, entre los que sobresalen las figuras de un rey y de un obispo. Este mural está dividido en dos planos unidos por una diagonal ascendente que une el plano infernal con el divino representado por la figura de Cristo. Tiene un carácter seriado y un gran contenido didáctico, se dibuja a Cristo entrando por una puerta, e inmediatamente después ya en el interior del Infierno. En él una gran cantidad de figuras dispuestas de forma caótica nos instruyen sobre los sufrimientos de los condenados. En la esquina inferior izquierda aparece una gran boca de dragón de la que salen unos pecadores. La escena debió tener primitivamente otra composición, ya que aparecen cubiertos por una capa de pintura y una cortina de llamas, dos grandes diablos, uno de los cuales transportaba a dos personajes en un cesto, que ahora parece estar suspendido en el aire; mientras, el otro, expulsa de su cuerpo a un ser; sin embargo estos dos dibujos permanecen en la composición actual, creando cierta confusión en la interpretación.En la pared opuesta, debajo de la Santa Cena, existen tres paneles sin demasiado nexo de unión con el resto: San Miguel "pesador de almas" dominando a un diablo que intenta inclinar la balanza a su favor, tema de raigambre románica y copiado así mismo de la iglesia de Barrio de Sta. María; Santiago Matamoros, donde hay un mayor cuidado a la hora de expresar el movimiento de los jinetes; y varias escenas del martirio de Sta. Eulalia, patrona de ésta iglesia, tema muy del gusto del momento, ya que entonces existía un gran interés por la vida y muerte de los Santos y la exaltación de sus virtudes, para incitar a los fieles a seguir su ejemplo.

Sta. María de las Henestrosas

La iglesia de Sta. María situada en una pequeña colina, en la cual han aparecido restos arqueológicos de diferente cronología, presenta una planta de tres naves y ábside semicircular con numerosos añadidos, como las dos naves laterales y la cubrición de principios del s. XVI (bóveda de terceletes en la nave principal y vaídas en las laterales).En esta iglesia los murales están muy deteriorados y muchos de ellos tapados por un retablo que ocupa la parte central del ábside. Apreciamos una similitud temática y formal con las pinturas anteriormente estudiadas, y sin embargo no guarda la misma relación estilística. El artista domina mejor la composición y el movimiento, sus figuras tienen actitudes menos forzadas, más dúctiles, la degradación cromática trata de dar volumen a las figuras. El pintor utiliza mejor la técnica y evoluciona a partir del conocimiento de las otras iglesias del valle, copiando motivos y formas pero con mayor oficio, es posible que se trate de un discípulo o bien de un artista distinto al que se le encarga la tarea de reproducir los mismos temas que aparecen en Valberzoso. Desconocemos el programa iconográfico de este templo (oculto por el retablo). No obstante, podemos dar comienzo a su lectura con la Matanza de los Inocentes, situada en la parte derecha, que gana aquí en profundidad y sentimiento. Los actos de los personajes son menos rígidos, más reales y dramáticos que en el modelo imitado. La siguiente escena, cronológicamente en la vida de Jesús, la encontramos a continuación; se trata de la Huida a Egipto, cuya interpretación ha sido tomada de los Evangelios Apócrifos , ya que aparece la Sagrada Familia y tras ellos, un campesino es interrogado por un destacamento de soldados que siguen su rastro.

Frente a este grupo de paneles nos encontramos con tres frescos muy mal conservados: Las bodas de Canaán, con una disposición similar a la Sta. Cena de la Loma y Valberzoso; en la mesa se reproducen los mismos manjares y objetos (roscones de pan, jarras, etc.), las actitudes son más libres, hay un mayor estudio de luces y sombras que se plasma en los ropajes. Esta composición tiene una variante con respecto a las antes citadas y es que ya vemos un incipiente estudio de perspectiva en la colocación de personajes, unos sentados detrás de la mesa y otros ante ella, buscando una mayor profundidad. Debajo de este fresco, nos volvemos a encontrar al posible Santiago Matamoros, que ya vimos en La Loma. Aquí se ha conseguido plasmar con más éxito el movimiento en la capa que se agita por el galope del caballo, y más realismo en el brazo amenazador dispuesto para la lucha contra dos guerreros (parecen musulmanes por los escudos geminados) que esperan la embestida. Al lado de ésta, se observa un domador con tres caballos, que se halla en el interior de un recinto amurallado, esta escena tiene un paralelo en Valberzoso, y se supone que representa a un paje de los Reyes Magos, cuidando las monturas. Esta hipótesis nos lleva a pensar que detrás del retablo nos encontraríamos con las escenas del Nacimiento y la Adoración de los Reyes, tal y como se muestra en la iglesia palentina.
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BIBLIOGRAFÍA
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