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Opinión

"La Naval se lleva en el sentimiento"

"Los trabajadores y trabajadoras de esta planta son, han sido y serán, en su dignidad, en su derroche de conciencia social, los auténticos intérpretes de la tan larga y sin embargo tan corta, historia de la fábrica"

Artículo de opinión de Pedro A. Fernández, ex secretario del comité de empresa de la fábrica, en el centenario de su creación.

Estamos de celebración los campurrianos, y no es para menos: el motor de la economía de la comarca, la fábrica que genera el mayor número de empleos en Campoo (directos e indirectos) celebra su aniversario, nada menos que sus primeros 100 años. Y así, se suceden los fastos conmemorativos en la, por siempre, "Naval", las visitas de representantes de las instituciones y, como no, los homenajes. Y se honra a los de siempre, aunque no siempre sean los que más se lo merecen.

En este contexto, quien esto escribe quiere brindar su reconocimiento a los auténticos artífices de la vieja "Naval", a los obreros de las distintas generaciones, a los anónimos luchadores que trabajaron, y trabajan, para propiciar la continuidad de la fábrica, de los puestos de trabajo actuales y los de las generaciones venideras; y lo que viene a ser lo mismo, la propia subsistencia de esta zona del sur de Cantabria, la cual, si le faltara su propulsor, se vería abocada a la despoblación, a la aridez. Son, pues, esos trabajadores, quienes más se merecen nuestra felicitación. Y nuestro máximo respeto.

Me atrevo a afirmar que conozco sobradamente las atípicas características de "La Naval", y ello, porque he sido parte de su plantilla durante casi el 40% de los años de vida de la factoría. Y en los puestos más variopintos: en mis años más jóvenes fui básicamente trabajador de la Laminación, si bien, con carácter transitorio presté también mis servicios en la Acería y en Talleres Mecánicos, concretamente en Calderería. Eran, primordialmente, actividades que requerían considerables esfuerzos de carácter manual, y de un importante riesgo añadido para la integridad física de los trabajadores dado lo obsoleto de las instalaciones. Aunque me quedo de aquélla época con la solidaridad obrera, la camaradería, la amistad. Así como recuerdo los buzos azules con el anagrama S.E. de C.N. (Sociedad Española de Construcción Naval) -Reinosa- en el bolsillo superior (izquierdo, claro). Y me emociono visionando, y añorando, las caras de sus portadores (mis amigos, mis compañeros), muchos de ellos (demasiados) ya desaparecidos.

Paralelamente, representé los intereses de los currantes, inicialmenteduranteel franquismo (tiempos oscuros, tristes, de miseria, de sobreexplotación, sumamente adversos para la clase trabajadora), dictadura a la cual nos atrevimos a hacer un corte de mangas consistente en convocar una huelga (evidentemente, ilegal, las dictaduras no reconocen el derecho de huelga, ni ningún otro derecho para las clases humildes) que se prolongó a lo largo de un mes. Hasta que conseguimos el resultado de unas condiciones laborales adecuadas (seguridad en el trabajo, erradicación de salarios miserables, reducción de jornada). Y fue en esos días cuando, algunos de nosotros, fundamos en "La Naval" las Comisiones Obreras.Siempre contando con el apoyo incondicional de la inmensa mayoría de nuestros compañeros, los trabajadores. De otro modo, no hubiesen sido posibles los avances sociales logrados que, en algunos apartados, llegaron a ser referencia para otras empresas. Y, lo que es más importante, empleados y comité de empresa nos granjeamos el respeto de los gestores empresariales. De hecho, por ser más gráfico a estos efectos, durante el período en que la fábrica fue empresa pública independiente con la denominación Forjas y Aceros de Reinosa, dos representantes de los trabajadores éramos componentes de su Consejo de Administración (yo mismo fui designado para dicho cargo por mis compañeros de sindicato para representar a CCOO).

Y, en fin, algunos años más tarde (31 se han cumplido recientemente) aún hubimos de afrontar el problema más grave(en esa ocasión nos jugamos, ni más ni menos, que la desaparición de la fábrica) de la historia de "La Naval". Si nos fue factible solventarlo fue, una vez más, por medio de la lucha obrera, si bien, en esta adversa coyuntura, apoyados en la práctica totalidad de la concienciada población campurriana.

En razón de lo anteriormente expuesto, se puede colegir mi justificada y justificable admiración hacia los trabajadores y trabajadoras de "La Naval", porque, en contra de la afirmación de Brecht, siendo tan íntegros han podido superar lo "Terrible de la tentación de ser buenos". Son, han sido y serán, en su dignidad, en su derroche de conciencia social, los auténticos intérpretes de la tan larga y sin embargo tan corta, historia de "La Naval". Son los autores que han hecho posible la celebración de su cumpleaños. Los obreros de naturaleza tan admirable nunca mueren, porque seguirán siempre formando parte de lo mejor de nuestro patrimonio.

Reinosa, junio de 2018