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Cartas al director

'La lucha más dura'

Fotos facilitadas por Tomás Ramos.

Carta dirigida a los lectores de Vive Campoo por parte de Tomás Ramos, presidente y seleccionador de la delegación cántabra de Luchas Olímpicas y Disciplinas Asociadas, con motivo del auxilio prestado por el equipo campurriano el pasado domingo a los pasajeros accidentados en el autobús que cubría la línea Madrid-Pamplona tras volcar cerca de Lerma

Publicamos íntegramente la carta de Tomás Ramos, presidente y seleccionador de la Delegación Cántabra de Luchas Olímpicas y Disciplinas Asociadas, con motivo del auxilio prestado por parte del equipo campurriano a los pasajeros accidentados el pasado domingo en el autobús que cubría la línea Madrid-Logroño-Pamplona y que volcó en la A-1, cerca de Lerma (Burgos), provocando una veintena de heridos de diversa consideración:

'LA LUCHA MÁS DURA'

Me veo en la obligación como presidente y seleccionador de la Delegación Cántabra de Luchas Olímpicas y Disciplinas Asociadas, de exaltar a los deportistas cántabros que mantuvieron unos duros enfrentamientos en el campeonato de España de lucha Grappling, celebrado durante el pasado fin de semana en la localidad valenciana de Sagunto. Lo que no sabíamos, es que el enfrentamiento más duro, esta vez sería fuera del tapiz.

Salimos el pasado viernes de madrugada, a las 06.00 de la mañana hacia Valencia, a disputar el campeonato de España de lucha Grappling, organizado por la Federación Española de Luchas Olímpicas (CSD), que se disputaba en la localidad de Sagunto. Por delante muchos kilómetros, y unos chicos llenos de ilusión, con muchas horas de entrenamiento, esfuerzo, dieta, etc...para intentar traer una medalla para Cantabria frente a los campeones de otras Comunidades Autónomas, con muchos más medios dada su tradición por estos deportes y potencial. Lo que no sabíamos, es que la medalla esta vez, nos la tendríamos que ganar fuera del tapiz, durante el camino de vuelta.

Son las 15.30 horas, ya en Valencia, un pequeño paseo, sin apenas cenar y a la cama, el sábado a las 07.00 horas arriba, todos sin comer, pasando realmente hambre desde días atrás, intentando dar el peso de cada categoría, es la primera prueba para poder competir, intentando buscar la categoría que mejor se adapta a las características físicas de cada luchador. Primera prueba conseguida, una sonrisa por parte de todos, a comer, por delante varios enfrentamientos y mucho esfuerzo, los deportes luctatorios son los más antiguos del Olimpísmo y requieren, una gran forma física, coordinación, técnica, táctica y por supuesto una preparación psicológica ante la oposición directa de otro ser humano, presididos por una nobleza y deportividad exquisitas, muchas veces, no reflejada en deportes de masas, todos sabéis a que me refiero..... toda esta preparación fue aún más necesaria y lo entenderéis.
Esta vez, solamente nos pudimos traer una medalla de oro, otros años nos vinimos a Cantabria con más ansiados metales. De regreso el domingo, nos esperaba una larga kilometrada, cansados física y psicológicamente, turnándonos hora y media conduciendo para llegar pronto y repartir la fatiga entre todos, como un buen equipo, todos éramos conscientes de que el lunes tocaba trabajar, pese al palizón del fin de semana....

Pero fue en este viaje, donde estos grandes luchadores, que esta vez no habían conseguido medalla, consiguieron para mí, como entrenador de los mismos, la medalla más importante llamada "solidaridad humana". Estábamos viendo el paisaje, ya que, observamos a lo lejos unos bonitos ciervos en las praderas colindantes de la autovía, una preciosa estampa de la naturaleza, de repente uno de nosotros chilló y dijo "mirad, mirad, un autobús volcado", "para, para" gritaban los demás al conductor, arrimando la furgoneta a la derecha y poniendo las luces de emergencia. Efectivamente, por desgracia, acababa de ocurrir un autobús permanecía volcado a la altura de Quintanilla de la Mata, con gente en su interior, nos miramos unos a otros, la exclamación fue inequívoca " tenemos que ayudar, hay que bajar", esperemos lo peor, "me toco mentalizar a los chicos", sin dudarlo bajamos el dificultoso terraplén de la autovía, como si de un entrenamiento se tratara, para llegar donde se encontraba el autobús. El panorama no era del agrado de nadie, gente sangrando en abundancia, chillando por sus dolencias, en estado de shock, gritando "me duele, ayudarme por favor, no respiro" era el enfrentamiento más duro y esta vez era fuera del tapiz.

Rápidamente se sacó y evacuó a la gente que estaba dentro del autobús, se miraba a los heridos, muchos presentaban fuertes cortes en la cara con abundante sangre, grandes dolores, imposibilitados de caminar etc.., nos tocaba decir, no os preocupéis, no tenéis nada, mientras taponábamos sus heridas y abrigábamos con ropas improvisadas a los peor parados, dado que el frío sobre las 19.15 horas se hacia notar, inmovilizando y comprobando que no hubiera lesiones medulares graves, poco a poco iba llegando más ayuda, llegaban rápidamente los componentes de la "Guardia Civil de Tráfico", que sin dudarlo un instante comenzaron a atender en coordinación con nosotros a los heridos, eran muchos, nunca olvidaré como una mujer fuertemente contusionada y ensangrentada tiritaba de frío y uno de los guardias civiles se quitó la cazadora, sin dudarlo un instante, tapándola rápidamente y tranquilizando a la misma. Todos comprobando uno a uno a los heridos, su conciencia, pulso, sensibilidad en brazos y piernas, preguntando por sus dolencias, entre los mismos un joven se quejaba fuertemente del abdomen y su aspecto era cada vez más pálido, su pulso se debilitaba por instantes, entre su apagada voz nos dijo que se llamaba Horacio, rápidamente observamos gracias a los conocimientos de primeros auxilios, que el estado del mismo era sin duda alguna el más grave, necesitaba más atención. Había entre los viajeros del autobús personas con profesión sanitaria, que ayudaban a los demás a pesar de sus dolores y heridas, gente con un fuerte estado de shock, preguntando por sus familiares, el panorama era dantesco.

Rápidamente llegaban más componentes de la Guardia Civil, entre todos ayudábamos lo que podíamos, tapando heridas, avisando familiares, recogiendo enseres, tranquilizando a los heridos. Agradecer al teniente de tráfico de la Guardia Civil de Burgos por la rápida coordinación y entrega de sus agentes. Por fin, el personal sanitario, la primera ambulancia, no tardaría más de diez minutos, pero en esas condiciones cada minuto parece un siglo, todos a una "aquí, aquí", Horacio esperaba y fue afortunadamente elegido como el primero en precisar asistencia médica, como cuando eliges una técnica para derribar a tú adversario en el tapiz y lo consigues, su estado era grave, cada vez más ambulancias, paso para atrás me toco decir a los chicos, como si el duro enfrentamiento en el tapiz hubiera terminado, ha acabado el tiempo, que llegan los profesionales, un apretón de manos con el teniente al mando y un mil gracias a todos, no hacia falta más palabras, una mirada bastaba...

De vuelta, silencio, como cuando analizas un enfrentamiento, la pregunta era por el estado de salud de todos, en especial la preocupación por la salud de Horacio, era una vela que se apagaba frente a todos. No quiero despedir mi escrito, sin felicitar al personal sanitario, a los miembros de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, que ese domingo, mientras los demás disfrutan velan por la vida e integridad de los demás y por supuesto a mis luchadores, Alejandro García, Antonio Fuarros, David Rodríguez, Tico Bairamov y Hamza Naghmouchi, que esta vez como entrenador hemos conseguido la medalla más importante de toda su carrera, la que se lleva debajo de la piel, "la de ayudar a los demás y la solidaridad del ser humano" las palabras de los familiares de Horacio, tienen creerme, más valor que ninguna medalla, Horacio ha ganado gracias al trabajo de todos su enfrentamiento más duro....nos han levantado la mano.

Gracias de corazón


Tomás Ramos