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Sociedad | Reinosa

“África es un continente apasionante y rico, pero hay que querer conocerlo para poder entenderlo”

“África es un continente apasionante y rico, pero hay que querer conocerlo para poder entenderlo”

Carlos Gangas, cura misionero y fundador de Adane (Amigos para el Desarrollo en el África Negra)

Carlos Gangas, nacido en Reinosa, ha pasado 25 años en África, media vida como cura misionero, y los últimos 15 años levantando escuelas y concediendo créditos a personas necesitadas en Togo, Chad y Mozambique a través de la ONG laica Adane. Considera que el gran drama de África es el saqueo a tres bandas que sufre, y lamenta -sin sobresaltos- el poco interés de los gobiernos y las organizaciones por cambiar la situación. Se acuerda de un proverbio que dice que quien va un año a África escribe un libro; quien está tres, firma artículos; y quien pasa más de diez, cuando vuelve, no dice nada. En esta ocasión, nos cuenta una pequeña parte de lo mucho que ha hecho durante un cuarto de siglo por "un continente apasionante que hay que conocer para intentar comprender".

-¿Cuáles son los principales proyectos que ha realizado Adane durante estos 15 años?
-Hemos desarrollado nuestra actividad en Togo, Chad y Mozambique fundamentalmente en materia de educación con la construcción de escuelas -para más de 10.000 alumnos- y ahora estamos muy volcados con cuestiones microfinancieras, a través de dos modelos diferentes: entidades microfinancieras y microcréditos. Las primeras podrían ser como las cajas de ahorro, que además de microcréditos, realizan transferencias de ahorros, de capital o microseguros. Y por otra parte, los microcréditos, que se pueden realizar desde otros ámbitos que no sean estas instituciones, pueden ser a través de ONG. Un capital que se le concede a un número de socios o un particular. Son créditos sin condiciones de avales, no necesariamente institucionalizados.

-¿En qué les ha cambiado la vida las personas receptoras de su ayuda?
-Cambia la vida en el momento en que pueden acceder a algo a lo que antes no tenían la posibilidad. Cambia en la capacidad de la relación entre las personas, poder continuar en ciclos de la enseñanza e incluso estudiar en la universidad. Cambia sobre todo en el orden de las posibilidades. Cuando tengas esa opción puede que lo hagas o no, pero si no la tienes no te lo puedes ni plantear.

-¿Cuál es el gran drama de África?
-El saqueo a tres bandas que sufre. Primero por los colonos, luego por las potencias emergentes (nuevos colonos) y por los propios gobiernos. Un expolio motivado por la riqueza de recursos minerales y estratégicos. Por citar un ejemplo, se estima que mueren dos niños por cada kilo de coltán que se extrae en el Congo, y eso no se dice. Lo que se sí se dice es que lo utilizan los teléfonos móviles para que las personas tengan un sentimiento de culpa por utilizarlos, pero no solo se usa el coltán para los móviles. Es esencial para todo el nudo de comunicaciones, ¿nos han dicho alguna vez que se emplea para las cabezas de los misiles nucleares de las potencias internacionales que desarrollan este armamento? Son situaciones que no se cuentan porque no importan; los niños tienen que entrar por grietas pequeñas y corren el riesgo de precipitarse por ellas, morir asfixiados por una explosión, etc. Sin embargo, los mismos que lo ocultan son tan hipócritas que hablan de conmemorar el Día de los Derechos del Niño.

-¿Los países desarrollados están involucrados realmente con la cooperación al desarrollo o es un maquillaje?
No les importa ya ni lavar su imagen. Las ONG están quedando como algo marginal. En España en concreto se están reduciendo a muy pocas y sobrevivirán las más grandes. España ha recortado las ayudas a cooperación en un 40 por ciento y Cantabria en un 90. Prácticamente nos queda el ayuntamiento de Reinosa y el de Santander. No les interesa gran cosa, prefieren una cooperación centralizada donde ellos deciden a quien dársela, y generalmente la ayuda a cooperación en este país está ligada al Ministerio de Exteriores, que depende de las relaciones con los otros países y del retorno.
Hay que reconocer que en el fondo, probablemente muchas de nuestras labores no son más que tiritas, no creo que se sienta mucho en parámetros globales y macroeconómicos, pero eso no quiere decir que no sean necesarias. África en términos de comercio mundial ha crecido mucho, pero sigue teniendo un peso ínfimo en el conjunto del comercio internacional. Entre otras razones, por las medidas discriminatorias de la OMC, que favorece a quien ha creado esta organización, los países ricos.
Está claro que la cooperación no es una cuestión estratégica. Se trabaja de cara a la galería; "vamos a decir que hemos dado tanto, etc.", que además no es tanto como nos quieren hacer ver. En el caso de España digo que no es tanto porque se destina a países como Mozambique, con el que tenemos determinados acuerdos. Como en pesca, que recogemos más de lo que declaramos, o por los intereses en las minas de uranio, por ejemplo.

-Ha dicho que lo suyo es poner tiritas en heridas, pero comparado con varias décadas atrás, hay bastante más gente poniendo muchas tiritas.

-Si nosotros no hiciéramos eso poco que hacemos para cuatro, ocho o doce personas, estas, por pocas que sean, estarían peor. Si no hacemos esas escuelas, estas generaciones no empezarían a recibir educación y tendrían que esperar a que el estado lo haga, perdiendo así la alfabetización de varias generaciones. En términos globales puede que no signifique mucho, pero a nivel local y de barrio sí es importante.

-Piensa global, actúa local.
-Exactamente, hay mujeres que han salido de la pobreza con 50 euros, que es el inicio de un microcrédito. Desde que tiene ese dinero, esa mujer es alguien. Empieza a sacar beneficios con un carretillo que compra, lo alquila a un joven y obtiene ingresos para sacar adelante a su familia y devolver el crédito poco a poco. A su vez, se lo alquila a otros dos jóvenes más, que también tienen una familia a la que poder alimentar y no están en la calle. En cuestión de tres años esa mujer que solicitó el crédito ya lo ha devuelto y ha generado beneficios para los suyos y empleo para tres miembros de la comunidad, y todo por 50 euros.
No se trata solo de una cuestión económica ni de desarrollo, es una cuestión sobre todo de dignidad. No es lo mismo que te den arroz a que te digan: compra arroz, siembra, lo que te sobre nos lo devuelves y vende lo que puedas. Pero es tuyo, yo no te he dado una limosna, te he dado la posibilidad de, y lo tienes que devolver. Tiene un valor añadido muy importante, hacer recuperar la dignidad de las personas. De hecho, soy un gran defensor de las instituciones microfinancieras, creo que tienen un alcance que va mucho más allá del estrictamente economicista y de su rendimiento, que parece ser lo único que cuenta en estas sociedades.

-¿Somos una sociedad solidaria?
-El concepto de la solidaridad no es fácil de acotar. Creo que la gente sencilla, en general, es bastante solidaria. Lo que pasa es que somos más solidarios con lo local, porque es lo que nos toca de cerca, que con lo que no vemos. Se han creado esa coletillas de "a saber lo que llega", "con los problemas que hay aquí cómo me voy a ocupar de lo que pasa allí", etc...Pero creo que la gente con pocos recursos es más solidaria que la que tiene mucho, a pesar de que a veces tenemos una mentalidad un poco restringida.

-Hay algunas ONG que no están bien consideradas por un supuesto uso fraudulento que han dado a los fondos que reciben.
Hay varios modelos de ONG. En nuestro caso no tenemos gastos en la estructura porque todos somos voluntarios y decidimos que así fuera. Hay que sopesar. Nosotros decidimos no tener gastos para el funcionamiento y mantenimiento ni para contratar personal y tener menos recursos sin invertir en publicidad, que nos impide acceder a un mayor número de plataformas. Es una opción y la nuestra fue que todos los que trabajen aquí lo hagan como voluntarios y que todos los recursos vayan al destino.
Por otra parte, hay organizaciones que necesitan un volumen de recursos importante para su funcionamiento. Como en tantas partes, ha habido casos en los que se ha desviado dinero o que se dice que se ha perdido...no voy a citarlos. Y está claro que esos pocos hacen mucho daño a otras ONG porque se crea esa mentalidad de desconfianza en la gente, que en algún caso muy concreto puede estar justificada, pero en general no. No critico a otras organizaciones que optan por una estructura mayor, con inversiones más importantes y mediáticas para después rentabilizarlas y disponer de más dinero para invertir en el lugar donde quieren actuar. Es una opción, al igual que la nuestra.

-¿Hay margen para ser solidario en casa y en países más lejanos?
Creo que depende de la conciencia de cada uno. Lo importante es mantener el valor de la solidaridad. Personalmente, al haber vivido aquello, me pesa más. Allí hay muchas posibilidades reales. Igual habría que luchar contra las injusticias y la corrupción de aquí para que se redistribuya de una forma más equitativa, y no tengamos que participar los ciudadanos en sacar las castañas del fuego a los cuatro mangantes. Además, a largo plazo repercute en la disminución en el aporte al exterior. Por ejemplo, los Objetivos del Milenio estaban funcionando muy bien hasta 2008, reduciendo progresivamente la extrema pobreza, pero se han estancado porque esta crisis supone también menos recursos para allí, e incluso decrece lo que se había conseguido.

-¿De dónde se puede obtener recursos para asignarlos a cooperación?

No tengo autoridad en materia económica para decir de dónde puede salir, pero desde Gestha (Sindicato de Técnicos del Ministerio de Hacienda) se dan directrices para saber de dónde se puede obtener dinero y no tener que recortar en cooperación. Se habla de que en España el fraude fiscal ronda el 23 por ciento, mientras que la media europea es del 10 por cien. Simplemente con equipararla a esta cifra no sería necesario hacer ningún recorte.
Se trata de no quitar de ningún sitio, es cuestión de que hagan bien su trabajo para que haya para todos y no tengan que tocar pilares como la sanidad o la educación. ¿Cuántas veces se ha hablado de la tasa Tobin para gravar la circulación de grandes capitales que se mueven de una manera opaca? Se estima que los españoles tienen más de 100 mil millones de euros fuera del país. Aquí tampoco se pusieron de acuerdo. No hay que recortar de ninguna parte, hay que recuperar el dinero del lugar donde no debe estar y redistribuirlo.

-¿Qué hay que hacer en África para ver aunque sea un mínimo avance en cuestiones básicas?
-Con un gesto pequeño de mucha gente se consigue que muchas personas puedan comer. Ese gesto -cuantos más mejor- permitirá a la gente necesitada acceder a un sistema de salud y educación por ejemplo. Y sobre todo sin cejar en el empeño de la denuncia. No puede ser solo que hagamos lo que creemos que debemos hacer desde la acción material, tenemos que denunciar a las instituciones y la situación estructural de millones de personas.
No critico la limosna que da una anciana, pero nosotros como parte implicada tenemos que hacer la acción y también la denuncia. Porque quien lo tendría que hacer no lo hace y hay un sistema económico financiero que es explotador y reduce a la gente a la esclavitud. Y da igual su discurso porque sus hechos no se corresponden con lo que nos quieren vender. La acción es necesaria porque el objetivo fundamental es cambiar la estructura de fuera y dentro, la personal y la grupal.

-¿Cuáles son los casos más sangrantes de explotación que ocurren en África y no tenemos conocimiento?
-Algunos de los más relevantes son la compra de tierras por parte de los países ricos para asegurarse la alimentación y los biocombustibles, y la explotación del petróleo y el gas. Mientras la situación económica actual no cambie será muy difícil revertirlo, porque las antiguas potencias siguen en África y las nuevas -como los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica)- están entrando con un tipo de colonización incluso peor que la anterior, especialmente China. Esa inmensa extensión de hectáreas que están comprando conlleva la disminución de recursos hídricos, que es el siguiente problema a nivel mundial, la escasez del agua. Compran la tierra pero también el agua que hay debajo. Es una manera de sumisión del continente. Ya hay una gran parte del Nilo vendida a países extranjeros. Es terrible.

-¿Hay mucha corrupción?
-Sí, es una forma de gobierno muy omnímoda. Por ejemplo, el país se queda solo un 12'5 por ciento de los beneficios por explotar los yacimientos de petróleo, el resto es para las multinacionales, pero además ese porcentaje tan bajo no repercute en el pueblo, sino que va a parar al presidente, y cuando digo al presidente es básicamente para él y para su familia. Destina una parte mínima para lavar la imagen, algún hospital o carreteras, pero desde luego no es como debe ser.
Ahora los presidentes duran más tiempo que antes y siempre ganan porque amañan las elecciones. Hay una conciencia para revertir la situación, pero es muy lenta y se tiene que ir creando. Hubo un tiempo muy bonito durante el proceso de descolonización, pero se ha vuelto a viciar y corromper el sistema. El problema es que la Unidad Africana, al igual que la ONU, no funciona. Si llegase a ser como una Unión Europea potente sería otra historia. Pero las tensiones entre el islam con sus divisiones internas y los tipos de gobiernos existentes no favorecen ni benefician el cambio.

-¿Cuál es aquí la labor de organizaciones como la ONU?
-Solo tiene autoridad teórica pero no real. Esta organización es fruto de un parto que nació defectuoso. Ellos son quienes tendrían que mediar, pero con esos organismos de seguridad, en el que cinco potencias tienen derecho a veto, impiden que cualquier propuesta salga adelante.

-¿Con qué sensación se vuelve de África?
-Con la sensación de haber hecho lo que creo que debía hacer, muy a gusto con una gran cantidad de amigos y satisfecho. Pienso que podía haberlo hecho mejor, pero probablemente más no. Me he vuelto con una sensación muy buena, donde uno no se encuentra tan bien es aquí.

-¿Cómo cambia una persona después de vivir 25 años en África?
-Cambia todo, la cantidad de cosas que aprendes, los golpes que te vas dando contra tantas puertas te hacen ver que tus esquemas no tienen por qué servir allí. Fundamentalmente lo primero que tienes hacer cuando llegas allí es abrir los ojos y los oídos y cerrar la boca. Aprender a escuchar y relativizar, y a no decir: "es que en mi país...". Perdona, ahora estás aquí...aprendes otro ritmo de vida que es muy importante. Ritmo que te marcan ellos, van llegando al sitio pero más despacio. Tampoco tienen prisa por llegar. Aprendes a abrir la mentalidad muchísimo. Al principio hay cosas que no entiendes y luego sigue habiendo cosas que no comprendes y las aceptas tal como son, y eso te da una visión más amplia, rica, comprensiva y abierta de las personas.
Una vez que vas viviendo diferentes situaciones las integras y las vas haciendo tuyas, y eso que en un principio te parecía un escándalo o una injusticia puede que a lo mejor luego no te lo parezca. Cada cosa en su sitio tiene sentido, por separado igual no, pero a medida que te vas integrando tu mentalidad va cambiando.
Desde luego quién va unos meses no tiene tiempo para acostumbrarse. Puede venir y contar una película a su vuelta, pero a lo mejor no ha entendido nada. El estar allí te tiene que ir cambiando y quien esté dispuesto a pasar bastante tiempo tiene que abrir la mente.
Hay un proverbio que dice que el que va a África un año, escribe un libro; el que va dos o tres años, escribe un artículos, y el que pasa en África más de diez años, cuando vuelve, no dice nada. Porque uno se da cuenta de que cada vez entiende menos, porque es muy complicado meterse en los hábitos y en los sentimientos de las personas a la vez que es muy enriquecedor. O escuchas te integras y pones de tu parte por aprender o vuelves más tonto de lo que fuiste. África son 54 países con cientos de culturas y miles de lenguas. Es un continente apasionante para querer entenderlo y conocerlo.

-¿Cómo es el carácter de los africanos que ha conocido?
-El africano es un hombre alegre porque es vitalista y una de las razones es que no saben cuánto les va a durar la vida. Eso condiciona que lo que tienen se lo gasten, y si un día tienen más comida se la comen porque no saben si mañana se lo podrán comer. Sí tienen apego a la vida, pero el hecho de ser algo tan provisional crea una cultura de posiciones ante la vida y el mundo muy diferente a la nuestra. Aquí vivimos con tantas garantías, con esa mentalidad de ahorro y de guardar para el futuro. Allí puedes coger una enfermedad que te lleva rápidamente al otro barrio, pero sin embargo es una concepción muy vitalista porque disfrutan cada momento cuando tienen oportunidad.
Una vez que esas culturas ya se vayan asentando, se crearán otros modelos en los que no haya esa mortalidad infantil tan acusada, el acceso a la educación sea mayor y haya un mayor nivel de desarrollo económico, con una mayor esperanza de vida. Entonces es cuando se producirá un cambio progresivo.

-¿Qué peso tiene la religión en el trabajo que ha desarrollado y siguen desarrollando en África?
-Tiene todo el peso. Me fui a África porque esa fue mi opción como cura, la de misionero, y ahí está el origen. De hecho, antes de ordenarme ya me estaba preparando para ir a África.

-¿Su trabajo de misionero ha sido gratificante?
-Todo en la vida tiene días ingratos y otros gratificantes, para mí y para todas las personas. Lo que pasa es que hay que considerarlo desde una perspectiva global y ver lo que pesa más. En mi caso, creo que pesan mucho más todas las situaciones gratificantes.