"El estilo rápido y ligero en el que te lo juegas a una carta es el que más me gusta"

El campurriano Pablo Ruiz ha sido nominado al premio Piolet de Oro 2018 junto a sus compañeros del Equipo Español de Alpinismo Jesús Ibarz y Omar Juan por hacer cumbre en el pico nepalí Chekigo Sano (6.121 metros) por una de sus caras virgenes, la oeste. Este reconocimiento  valora las ascensiones más comprometidas y con el estilo más limpio, según apunta la revista Desnvivel, y el alpinista reinosano, que recibió en 2015 el Trofeo Ebro al Mejor Deportista Campurriano, forma parte del selecto club de los nueve españoles nominados este año en una de los encuentros de montaña más importantes del mundo y que en esta ocasión se celebran por primera vez fuera de Francia.

- ¿Qué actividades reconoce el Piolet de oro?

- Según publica la revista Desnivel donde aparecen todos los nominados: "en el alpinismo moderno, el estilo y los medios empleados para ascender tienen más importancia que el objetivo en sí mismo". Este es el espíritu que mueve la maquinaria de los Piolets de Oro y este es el criterio con el que se juzgan las 58 ascensiones que optan a llevárselo este año.

- ¿Cómo os habéis enterado de la nominación y que ha supuesto para vosotros?

- Bueno, por sorpresa, que es como suelen llegar estas noticias. En mi caso estando en un refugio donde empezaron a llegar mensajes dándome la enhorabuena y por tanto sin saber a qué se referían hasta que, al menos uno de ellos, tenía el enlace de la noticia. Es curioso que te nominen para un premio al que ni siquiera te has presentado pero supongo que en este caso, son los propios organizadores quienes se toman la molestia de investigar sobre todas las actividades que se han realizado a lo largo del año.

- ¿Cómo surgió la idea para ascender el Chekigo Sano?

- La expedición al Valle del Rolwaling donde hemos realizado estas dos aperturas era una expedición a la que fuimos los miembros del Equipo Español de Alpinismo al que pertenecemos. Por ello, íbamos 6 miembros junto con otros dos amigos donde nos dividiríamos en cordadas para escalar lo que cada uno quisiera.

La cara oeste del Chekigo Sano la ves en el último día de aproximación al campo base y llama bastante la atención. En ese momento nos dimos cuenta que estaba aparentemente en buenas condiciones y por ello nos quedó como una idea de actividad después de realizar la aclimatación. A parte es una cumbre que solo tenía una ascensión y la cara oeste estaba virgen por lo que nos motivó aún más.

- ¿Qué ha sido lo más duro y gratificante de esta nueva experiencia?

-Ha sido una muy enriquecedora por ser un país en el que nunca había estado e ir un grupo numeroso hace todo más fácil y ameno. Para este tipo de actividades lo más duro es el hecho de tener que hacer ascensiones más sencillas a menos altura para aclimatar. Por suerte en estas cumbres, con un par de actividades previas a algún cincomil fue suficiente y la cabeza apenas dolió en ningún momento. Para hacer el trámite más llevadero aprovechamos para abrir otra ruta en una cumbre de 5700 m. Después de pasar la fase de aclimatación y listos para entrar en faena, las aproximaciones a los campos avanzados ya a pie de pared también cuestan un poco pues toca salvar bastante desnivel y la mochila pesa un poco.

En el momento de entrar a escalar cualquiera de las dos vías que abrimos, con la buena aclimatación que teníamos y la logística que fue bastante acertada ya teníamos mucho hecho. En ambos casos hicimos la ascensión en el día desde el campo base avanzado, cerca de la base de la pared. Decidimos hacerlo de esta forma para acarrear mucho menos peso e ir con lo puesto obviando todo el material de vivac. Estilo rápido y ligero en el que te lo juegas a una carta pero que a mí personalmente me gusta más. Las aperturas nos llevaron unas 21 horas en el Chekigo y 25 en el Bamongo desde que salimos de la tienda hasta que volvimos. A priori es lo más duro de la expedición pero vas concentrado todo ese tiempo y las horas se pasan volando.

- ¿Y ahora qué?

- Ahora estoy en Chamonix donde hace escasos días he acabado mi formación de Guía de Alta Montaña y en estos momentos ya metido en plena temporada de trabajo. Proyectos en mente tengo unos cuantos pero a corto plazo volveré de nuevo al valle del Rolwalling este otoño. El año pasado nos dejó fascinados la cara sur del Dragna-Ri (6801m), que es una pared vertical de roca de unos 1300m sin ninguna ruta y justamente en esta cumbre, que es la más alta del valle y con una única ascensión por su cara oeste. Mi compañero Jesús y yo lo pensamos en aquel momento y ahora unos meses después ya estamos con los preparativos para ello.