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¿Debe ser la tecnología la marca de Cantabria?

¿Debe ser la tecnología la marca de Cantabria?

El reto pasa por buscar nuevas características y horizontes que puedan ser representativos de una comunidad tan rica como es la cántabra

Mucho hemos oído, en esta última época de crisis, sobre la marca España y las consecuencias que su falta de cuidado puede tener en la imagen que se tiene de nosotros en el exterior. El deterioro de la forma en la que se nos ve repercute, directamente, en el comercio, la política y las negociaciones que el país puede tener con otros. En ese sentido, Tourespaña se dedica a promocionar la imagen de España en el exterior, resaltándola como destino turístico y adaptando su promoción dependiendo del país al que se dirigen.

Las comunidades autónomas colaboran en la marca España aportando su granito de arena en la construcción de dicha imagen. En marzo hemos conocido el resultado de un estudio realizado en 2017 por la Universidad de Gotemburgo para conocer la visión que en la Unión Europea se tiene de los gobiernos regionales España no ha salido muy bien parada, ya que del puesto 14 en el 2013 ha
bajado al 19. La razón es la mala imagen que los gobiernos autonómicos proyectan en el resto de nuestros socios europeos causado, sobre todo, por aspectos como la corrupción o la deuda. Asturias o Cantabria, por ejemplo, están entre las mejor valoradas y, sin embargo, otras con mayor renta como Cataluña o las Islas Baleares sacan un claro suspenso.

Aun así, el reto es no conformarse con un simple aprobado y buscar nuevas características y horizontes que puedan ser representativos de una comunidad tan rica como es la cántabra.

A la búsqueda de lo que nos representa 

La marca de una comunidad debe comportarse de la misma forma que lo hace en una empresa privada: representando las creencias que los demás tienen sobre ti, ya sean valores tangibles o intangibles. Cantabria es una comunidad donde siempre se ha intentado cuidar las tradiciones y todo lo que pertenece a nuestra idiosincrasia. La promoción e impulso del folclore forma parte de los valores de cualquier cántabro, enseñándose desde niños y fomentado y apoyado por la comunidad educativa.

A esto, hay que sumarle la calidad de los productos de la región y de una gastronomía rica en sabores gracias a la mezcla de productos y platos de la costa y de la montaña. El sector agroalimentario de la comunidad es el tercero que más exporta llegando al 22,4% del PIB y formado por 146 empresas exportadoras. La importancia de este sector ha impulsado nuevas medidas entre las que se incluyen promover la presencia cántabra en ferias internacionales y fomentar la cooperación entre las empresas locales.

Cantabria tampoco puede olvidar su contribución al desarrollo de otro tipo de turismo que nada tiene que ver con el de 'sol y playa'. Nos referimos a una oferta basada en la protección de la naturaleza, el deporte de montaña y el ocio cultural y que se promovió el pasado marzo en la edición número 43 del Salón Mundial de Turismo que se celebró en París. Además, Cantabria forma parte de las comunidades que forman la España Verde junto a Euskadi, Asturias y Galicia y cuyo propósito para este 2018 es el de reforzar su imagen de marca proponiéndose como destino único gracias a las 14 reservas de la biosfera de la Unesco, los 25 parques naturales, los más de 1800 km de costa y los más de 2000 alojamientos rurales.

La tecnología y la marca del futuro

Para crear una marca, igual que hacen las empresas, hay que pensar en todos los valores que se quiere comunicar. Todas estas cualidades de las que hemos hablado han formado parte de la marca de Cantabria desde siempre y han ayudado a afianzar la idea que los otros tienen de la región. Además, con el impulso de las instituciones y del esfuerzo colectivo seguirán reforzándose en el futuro.

Pero es hora de seguir investigando para encontrar nuevas identidades que complementen lo que ya forma parte de nuestra marca además de fortalecerla para el futuro. Para ello, es necesario encontrar valores que ayuden a perfeccionar aquello que siempre nos ha representado.

La tecnología como marca cántabra puede ser una buena base donde asentarse, en parte, por la importancia que se le está dando a nivel institucional. 9,2 millones de euros van a invertirse en Cantabria para llevar la banda ancha a todos los municipios de la región
llegando a 106.789 personas. Esto ayudaría a conectar cualquier lugar por internet y a promover las profesiones donde solo sea necesario un buen ordenador y una buena conexión.

Por su paisaje, oferta cultural y capacidad de emprendimiento, Cantabria podría adaptar algunas de sus regiones en lugares para atraer talento tecnológico donde poder desarrollar e investigar nuevos proyectos. Cantabria está ya por encima de la media española en profesionales relacionados con la tecnología comprendiendo el 23,5% de la población activa, por lo que disponemos de un buen 'material humano' del que partir para atraer nuevos talentos que ayuden a construir una red empresarial tecnológica.

Apoyo económico tampoco faltaría. En el último discurso que Ana Botín realizó en Santander ante la junta de accionistas de este 2018, además de presentar la nueva imagen de marca del banco, afirmó que estaba orgullosa de ver "cómo Cantabria crece gracias a su espíritu empresarial, su apuesta por la innovación y su capacidad de trabajo". Además, afirmó que quería seguir desarrollando el vínculo del banco con Cantabria, señalando su deseo de que "todo proyecto que tenga potencial pueda ser financiado".

Si internet ha sido capaz de cambiar hábitos como el ocio o las relaciones sociales, trasladando los juegos de mesa a cualquier app de casino conocida o un café en un bar en una conversación por skype, no sería descabellado pensar que podría desarrollarse una nueva Cantabria que ayudara y potenciara el crecimiento de las profesiones tecnológicas sin perder los valores y el respeto a la naturaleza que siempre han identificado a nuestra autonomía.

La tecnología podría convertirse en nuestra marca creando un 'Silicon Valley' en la cornisa Cántabra, apareciendo lugares que podrían entremezclar el desarrollo tecnológico con la huella prehistórica que tan presente está en la singularidad de nuestra región.