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Cultura | Valderredible

Fusionar el culto mozárabe con el arte rupestre

Fusionar el culto mozárabe con el arte rupestre

La iglesia de Santa María de Valverde acogió una misa hispano visigoda

Más de doscientas personas asistieron en la mañana del sábado 11 de febrero a la Misa hispano-visigoda celebrada la iglesia rupestre de Santa María de Valverde (Valderredible), a iniciativa de un grupo de estudiantes del grado superior de GIAT del IES Peñacastillo, dentro de su proyecto ‘El Valle Metafísico', desarrollado para potenciar los atractivos del municipio en colaboración con el Consistorio.

La Schola Gregoriana de Cantabria puso música a esta liturgia diferente oficiada por el monje de la orden Cisterciense de la Abadía Santa María de Viaceli de Cóbreces, Jorge Gibert, experto en el rito mozárabe, y acompañado de un diácono. A su término, los asistentes participaron en una visita libre al Centro de Interpretación del Rupestre y el Ayuntamiento de Valderredible y los hosteleros de la zona ofrecieron un vino español y tortillas de patatas para despedir la jornada en la que se fusionó lo religioso con lo cultural.

Durante la visita, el alcalde Fernando Fernández acompañó al sacerdote Jorge Gibert por el centro de interpretación para mostrarle a través de paneles informativos, videos y reproducciones el patrimonio cultural y natural del valle, haciendo hincapié en las numerosas iglesias rupestres que hay en el municipio, y una vez completado el itinerario le obsequió con un libro que recoge la importancia de Valderredible en el origen de la lengua castellana.

Contexto de una liturgia diferente

Antes de la misa, las dos alumnas, Myriam Gómez y Maite Barroso, junto al profesor Julio Fernández del IES Peñacastillo recibieron a los visitantes a la entrada de la iglesia para entregarles un libreto en el que se explicaba el orden y contenido de la liturgia hispano visigoda que iban a presenciar. Según recoge la introducción del documento, el antiguo rito hispánico nace en la península Ibérica, y forma parte del grupo de liturgias de lengua latina que, entre los siglos V y VII, se constituyeron en Occidente. en la formación del mismo intervinieron tres grandes metrópolis: Tarragona, Sevilla y Toledo.

La mayoría de sus textos y melodías son de composición anónima, pero la tradición ha conservado algunos nombres: Justo de Urgell, Leandro e Isidoro de Sevilla, Pedro de Lérida, Conancio de Palencia, Eugenio II, Ildefonso, Julián de Toledo, y otros muchos. En los textos de este rito converge la enseñanza de los padres hispánicos y la legislación de los Concilios y muestran una iglesia con gran vitalidad tanto cultural como de vivencia de la fe.

La invasión musulmana, que en pocos años ocupó casi toda la península, ahogó el normal desarrollo de esta liturgia hispano-mozárabe, como se ha venido a llamar hoy. Un foco de resistencia a la penetración agarena fueron los que se refugiaron en las montañas de Asturias y Cantabria, en donde se inicia la reconquista de ‘Hispania' para Cristo.

El rito hispano fue suprimido en los reinos de León y Castilla por el Concilio de Burgos en el año 1080, quedando reducido su uso a unas parroquias de cristianos que habían estado sometidos a los musulmanes (mozárabes) de la ciudad de Toledo. Los cardenales Cisneros (siglo XV) y Lorenzana (siglo XVIII), arzobispos toledanos, hicieron suya la tarea de editar los libros litúrgicos del mismo, a fin de que ni se perdiese ni se olvidase.

Siguiendo el deseo del Concilio Vaticano II y bajo la dirección del cardenal Marcelo González Martín, Arzobispo de Toledo, se inició un trabajo de reforma y publicación de los libros de la liturgia hispano-mozárabe.