Hablamos cada semana de las diferentes especies de nuestra comarca y de la importancia de conservar estas especies y los espacios en los que habitan, pero ¿por qué es importante la necesidad de conservar la biodiversidad?
Si realizas esta pregunta a veinte personas cada una te contestará una cosa diferente y es que la realidad refleja que cada persona valora unas cosas del medio que le rodea; que le hacen sentirse bien, disfrutar con la vista, con el canto de los pájaros, con los amaneceres o incluso con la lluvia.
Las especies nos aportan los conocidos como "bienes ecosistémicos", que son un conjunto de recursos que permiten funcionar al ecosistema como un todo y lo engrasan diariamente. Este concepto global de un ecosistema es muy reciente en las culturas occidentales y a él se dedican cientos de artículos científicos y estudios del medio, pero si echamos la vista atrás muchas culturas animistas ya concebían al bosque como un ser vivo en conjunto ¿eran tan primitivas estas creencias? O actualmente estamos redescubriendo un nexo con la naturaleza.
Cada día se descubren especies de flora y fauna y cada día que pasa se extinguen especies, esta cuenta atrás nos sitúa en el centro del ciclón porque, como se suele decir, un mundo sin abejas será un mundo sin flores y un mundo sin polinización.... Pero de tanto repetir estas frases nos parecen banales y el tiempo de la extinción de especies parece lejano a la propia especie humana.
Este desarraigo con la naturaleza, con la propia concepción del hombre como una especie más fruto de la selección natural de Darwin nos hace creernos dioses que pueden modelar a su gusto la tierra y hacer de ella lo que plazca sin consecuencias. En estas estábamos cuando un tal Aldo Leopold escribió su famoso libro "Almanaque de un condado arenoso" en el que la ecología se muestra como una ciencia más y quizás una manera de entender el mundo que nos rodea.
Pero la sociedad actual tasa todo por el valor económico, pues bien hablemos de dinero ¿Cuánto puede valer el oxígeno que respiramos? ¿Cuánto puede valer el reciclaje del CO₂ que producimos y que realizan las plantas? O ¿Cuánto puede valer cada abeja polinizadora? La respuesta es simple; incalculable.
Por todos estos valores y servicios ecosistémicos no pagamos nada y muchas veces atentamos sin cuidado de poder caer en la trampa de la extinción como especie. Parece que el consenso ha llegado a nuestra sociedad y ya nadie se plantea la importancia de los grandes bosques tropicales o de las ballenas azules. De este compromiso de conservación han de derivar las actuaciones locales que en comarcas como la nuestra son vitales ya que atesoramos gran cantidad de valores naturales, tanto animales y vegetales como paisajísticos.
Me gustaría haberos aportado algún argumento de conservación pero en Campoo con solo abrir la ventana ya tendremos poderosas razones para conservar. Por último recomendaros un libro "La tierra herida" de Miguel Delibes de Castro por el cual tengo especial admiración y considero una de las mejores mentes científicas y conservacionistas en España.
