Utilizamos cookies propias y de terceros para mejorar nuestros servicios. Si continua navegando, consideramos que acepta su uso.
Puede obtener más información, en nuestra Política de Cookies.

Obituario

105 años del hombre de la eterna sonrisa

En memoria de Conrado López, el abuelo de Campoo de Enmedio

No pudieron despedirte tus amigos de juventud, sobreviviste a todos, pero allí estaban sus hijos, los hijos de sus hijos, y todo un pueblo, unidos por el dolor de tu pérdida.

El silencio dejaba vagar a cada uno por los miles de recuerdos que tenemos de ti, siempre dispuesto a conversar, esperando, apoyado en tu ventana, te has ganado el nombramiento de "El abuelo de Enmedio", tu pueblo pierde a su Patriarca; nosotros, tu familia, perdemos al abuelo de la eterna sonrisa, perdemos la mirada de tus ojos chispeantes, que dejaban adivinar el alma de un niño, siempre feliz al saberse artífice de una familia unida frente a él.

Todo ha girado en torno a ti, todo cambia sin ti, una parte de nuestro corazón se va con tu ausencia. Nuestro abuelo, un hombre fuerte, un hombre duro, un luchador superviviente de una época de miseria, que ha sabido encontrar alegrías en la crudeza de sus circunstancias; un hombre elegante hasta para marcharse; sin avisar, sin darnos tiempo a llorarle en vida; un hombre cuya mirada hipnotizaba el espíritu de quién estaba frente a él. Su mirada... el lenguaje silencioso de todo el amor que guardaba su corazón, un corazón de casi 105 años, mimado por las caricias de quienes lo amamos,velado por nuestra abuela María,a quien idolatraba a pesar de su partida hace 7 años. Vosotros,nuestros adorados abuelitos, nos enseñasteis lo mas bonito y doloroso de la vida,el amor a la familia.

Te aseguramos, querido abuelo, que guardaremos en nuestros ojos tu mirada inocente cada vez que te decíamos:TE QUIERO, y tú nos respondías con tu sonrisa risueña: Y YO A TI.

Te acompañó tu pueblo en tu último paseo; el cielo, desgarrado de dolor, lloraba junto a nosotros; aún hoy, esperamos abrir esa puerta y encontrarte en tu sillón haciendo bailar tus manos como hacías siempre, y que abras tus ojos para nosotros; porque si hay algo que somos en esta vida, es una parte de ti.