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Cómo evitar los riesgos para los menores en el agua

Cómo evitar los riesgos para los menores en el agua

Las alarmantes cifras de niños fallecidos por ahogamiento en España hacen que sea imprescindible recordar las medidas para protegerlos

En lo que va de año, 339 personas han perdido la vida en España debido al ahogamiento. El 5'1% de ellos eran niños menores de 10 años. Estas cifras alarmantes, ya que el número total de fallecidos supera en 43 la cifra registrada en estas mismas fechas en 2016, hacen que no podamos dejar de insistir en la necesidad de extremar precauciones cuando se vaya a disfrutar del agua, ya sea del mar, de la piscina, de un embalse o de otros entornos acuáticos.

De todos los ahogamientos, el 90% se produjeron en espacios acuáticos que no contaban con vigilancia. Estos espacios incluyen, por ejemplo, pequeñas calas o playas, así como piscinas privadas o de comunidades de vecinos cuyas dimensiones no obligan a contar con un socorrista. En este tipo de lugares, no debemos dar por hecho que somos expertos nadadores, que conocemos la zona o que el agua está en calma. Cualquier imprevisto, como un cambio de las corrientes, un corte de digestión, un cansancio repentino... pueden provocar que nos enfrentemos a un gran susto que puede terminar en tragedia. Por ello, si como adultos debemos extremar precauciones para nosotros mismos, ¿cómo no hacerlo, aún más, cuando son los niños quienes disfrutan del agua?

Cómo proteger a los niños de un ahogamiento en el agua

Vigilancia constante, una obligación. Aunque acudamos a un espacio en el que haya socorristas o vigilantes, no debemos relajarnos y dar por hecho que su supervisión basta. No son niñeras y nuestros pequeños no son los únicos que disfrutan del agua. Pero, ¿cómo supervisar correctamente? Los expertos hablan de la "regla 10-20", que implica mirar al niño cada 10 segundos y asegurarnos de que se encuentre en una zona del agua en la que podamos alcanzarlo en menos de 20 segundos en caso de peligro. Y un consejo para poder detectar el ahogamiento cuanto antes: si perdemos de vista al niño y no sabemos dónde puede estar, la piscina debe ser el primer lugar donde miremos.

Evitar riesgos y tomar medidas, indispensable. Es imprescindible que siempre cumplamos con las normas del recinto en el que nos encontremos, así como con las indicaciones de los vigilantes que pueda haber, pero también tenemos que procurar evitar riesgos y analizar bien la zona. Por ejemplo, debemos analizar: ¿hay algún objeto alrededor de la piscina que puede hacer que el niño tropiece y caiga al agua? En las piscinas privadas, es importante incorporar unas vallas alrededor del agua para evitar caídas en época no estival. Esta valla, según indicaciones de la Asociación Española de Seguridad Infantil, debe cumplir con lo establecido por la norma AFNOR 90-306, no ser escalable, no provocar lesiones en caso de contacto y contar con una altura de, al menos, 1,22 metros.

El conocimiento, un gran salvavidas. Que los más pequeños sepan nadar cuanto antes puede resultar vital. Además, es importante concienciarles de los peligros del agua, aunque sin asustarles: ser precavido no está reñido con disfrutar.

No nos engañemos con la utilidad de los hinchables. Flotadores, manguitos... ayudan a los niños a mantenerse a flote, pero no garantizan, en absoluto, que no sufran un ahogamiento. Lo mismo ocurre con las colchonetas hinchables. Por este motivo, debemos contar con dispositivos de salvamento siempre a mano y no disminuir la atención al niño por que cuente con estos elementos de flotación.