Según los conservacionistas se trata de una obra "frívola" que "daña" la imagen real del animal
Abogan por una reproducción más natural para dignificar la especie y alertan sobre sus efectos negativos en la fauna ribereña
'El oso' de Okuda, la popular escultura instalada en febrero de 2017 a la orilluca del Ebro en Reinosa, no va a comerse las uvas tranquilo. Y es que la Fundación por la Conservación del Oso Pardo Cantábrico (FUC-OSAPACA) ha solicitado recientemente al Ayuntamiento de Reinosa, mediante registro de entrada IN028/12/2017, "la modificación o retirada de la escultura del oso" ya que "su volumetría y colorido no se adaptan al estándar morfológico" del animal.
Según fuentes conservacionistas consultas por este medio a raíz de conocer su petición, el origen de su disconformidad con la obra de Okuda viene motivada porque su "cromatismo exagerado hasta el hocico", el tamaño "desproporcionado" y esa "desacertada cavidad" en su pata izquierda trasera, "distorsionan por completo el aspecto del animal" y "puede suponer un riesgo en la manera de relacionarse con los osos en el medio natural".
Desde FUC-OSAPACA consideran que esta imagen, "colorida y jovial", del plantígrado puede hacer pensar que los osos son seres sociales que mantienen una relación de cercanía con los humanos; un planteamiento totalmente erróneo, que los adultos si tienen capacidad de discernir, pero que puede crear "un caldo de cultivo muy negativo" en los cientos de niños y niñas que ya se han sentado en su pata izquierda "como si se tratara de un gesto ingenuo".
Un depredador al acecho
La fundación conservacionista no solo ha lamentado el aspecto de esta obra de arte, sino que también ha publicado recientemente un informe en el que se refleja el estado de "nerviosismo" de los patos del río. En el estudio, los ecologistas sostienen que de las 53 aves que tienen censadas en esta zona del Ebro, varios de ellas presentan "cuadros agudos de ansiedad" provocados por el oso, ya que sin ser conscientes de su presencia, no se acostumbran a él dada su nula memoria, y cada vez que se posan en el agua la figura les provoca sobresaltos. Asimismo, el estudio añade que las truchas cada vez suben menos a frezar a este tramo de pesca, al intuir una figura amenazante sobre el cauce.
En su comunicado, FUCOSAPACA concluye instando a las Administraciones involucradas en la instalación de la obra de arte a "reconsiderar su diseño", y optar por alguna fórmula mas convencional que "dignifique" al oso: sustituirla por una escultura de bronce o en su defecto paliar la viveza de sus colores y, sobre todo, rellenar ese "bocado" en su pata trasera. De lo contrario, se plantean emprender acciones legales por faltas de "derecho al honor" y "someter a escarnio público" la imagen universal de esta especie.
¡¡¡FELIZ DÍA DE LOS INOCENTES!!!
