Grupos de Campoo (Cantabria), León y Segovia, con sus trajes y su folclore participaron este domingo en la XXI Fiesta de la Trashumancia, acompañando a las 2.000 ovejas merinas de Teruel que, siguiendo las cañadas reales, atravesaron las calles de Madrid. Un acto, con el que se pretende ensalzar una histórica técnica ganadera que actualmente no goza de la mejor salud en España.
"Hay que reivindicar la trashumancia porque está muy abandonada, somos muy pocos los que hoy seguimos haciéndola", expuso Elías González, el ganadero del rebaño de ovejas merinas procedentes de Villar del Cobo (Teruel), en la Plaza de la Villa.
Desde la madrileña Casa de Campo partieron dos mil cabezas de ganado a primera hora de la mañana para llegar, sobre las 10.30 horas, a la Plaza de la Villa, donde, como marca la tradición, autoridades y pastores renovaron la simbólica firma de la Concordia, un documento del año 1418 que permite el paso de las ovejas por las Cañadas Reales de la Villa de Madrid, previo pago de 100 maravedís.
Allí, los pastores instaron al Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente a que les ayude a "recuperar las Cañadas Reales" ya que, como criticaron, "están muy abandonadas".
El guante lo recogió Carlos Cabanas, secretario general de Agricultura y Alimentación del Ministerio, quien no dudó a la hora de mostrar su compromiso con esta actividad. "El valor medioambiental y cultural de la trashumancia es fundamental", recalcó Cabanas, quien también destacó que esta forma de ganadería es una actividad que hay que seguir promocionando porque es parte de nuestro patrimonio e historia.
"Zapatos de madera"
En la Plaza de la Villa, la campurriana Ángeles Balbás deleitó a los presentes con una tonada en honor a la capital madrileña y participó en los actos reivindicativos de esta XXI Fiesta de la Trashumancia. En ese mismo enclave, al igual que a lo largo de todo el recorrido, se pudo escuchar a la Banda de Gaitas San Pelayo de Naveda, a los mozos de Requejo y a las pandereteras Sara y Rebeca, que estuvieron acompañadas por un nutrido grupo de campurrianos, ataviados con sus albarcas, esos "zapatos de madera" que causan sensación en la capital de España y apasionan a los asiáticos.
El desfile continuó por la Puerta del Sol y Cibeles para terminar en la Puerta de Alcalá. Centenares de madrileños y turistas siguieron el desfile, que descansó a la entrada del Parque del Retiro.
