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Actualidad | Campoo

Campoo reivindica la trashumancia en Madrid

Los campurrianos acompañan a 1.500 ovejas a su paso por el centro de la capital de España

El paisaje urbano de Madrid ha mostrado este domingo una cara muy distinta. Las calzadas han contado con unos protagonistas inusuales: los rebaños de ovejas provenientes de los puertos leoneses, hacen parada en Madrid para continuar hacia las cañadas extremeñas a pasar el invierno. La Fiesta de la Trashumancia se ha convertido en un ritual del otoño madrileño. En ella, un año más, han participado los campurrianos, en su mayoría de Requejo y también de Naveda, con la Banda de Gaitas San Pelayo al frente.

La Fiesta de la Trashumancia comenzó en 1994 como un acto simbólico para reivindicar esta actividad como una forma de ganadería extensiva y sostenible, estrechamente vinculada a valores culturales, ecosistemas y paisajes característicos de la Península Ibérica. Veinticuatro años después, el paso de los rebaños por las calles de la ciudad es una cita obligada para los madrileños y la renovación de un compromiso por parte del Ayuntamiento: la preservación de un patrimonio único en el mundo: 125.000 kilómetros de longitud y 420.000 hectáreas de superficie, protegido desde el año 1273.

La alcaldesa, Manuela Carmena, ha dado la bienvenida a los pastores, acompañados por los mayorales, rabadanes y ganaderos. El escenario ha sido por segundo año consecutivo la plaza de Cibeles. Por allí han pasado los rebaños compuestos por más de 1.500 ovejas merinas propiedad del Concejo de la Mesta. Han salido de la Casa de Campo y, tras subir por la Cuesta de la Vega y cruzar Bailén, recorrieron la Calle Mayor hasta la Puerta del Sol. Enfilaron después la calle de Alcalá para alcanzar Cibeles desde donde regresaron por el mismo camino a la Casa de Campo. Es la tercera vez en que los rebaños cierran el recorrido andando ya que hasta el pasado año el retorno se hacía en camiones.

El simbolismo de una forma de vida

Desde sus inicios la fiesta ha estado plagada de simbolismo con el fin de dar a conocer la importancia histórica, cultural, social y ecológica de los pastores españoles y sus ganados, así como de las vías pecuarias. De ahí que el recorrido siga fielmente el rito de la trashumancia.

Son los mayorales y sarrujanes los que abren paso al ganado. Ellos y sus mastines son los encargados de defenderlo de los lobos, recorrer las cañadas en busca de los mejores pastos, arrendar las montaneras y denunciar cualquier intrusión en las vías pecuarias.

Los pendones concejiles son la referencia fundamental para mantener las distancias entre los distintos grupos. Les siguen los arrieros encargados de garantizar con sus recuas de mulas el tráfico de mercancías desde los puertos gallegos hasta Madrid. Les acompaña la Cabaña Real de Carreteros, fundada por los Reyes Católicos y representada por las carretas de bueyes seranos y de vacas avileñas. Distintos grupos populares acompañarán el paso de los rebaños al son de la música tradicional de las distintas comarcas.