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Opinión

Un buen día

Un buen día

Hay motivos para acudir a las urnas

Vota a primera hora si lo tienes decidido. Antes o después de misa, antes o después de sacar al perro, antes de comer las rabas o con la resaca de la boda de ayer que te acompañará todo el día. Vota con convencimiento. Un giro de muñeca de 90 grados para decidir quién va a gestionar los dineros públicos. Exige que tu voto no sea un cheque en blanco para cuatro años. Ten un poco de memoria y haz un balance. Si la gente no es tan guapa todos los días como en su perfil de Facebook, tampoco tu pueblo está igual de resplandeciente hoy que en toda la legislatura.

Vota para decir sí, no o que no te representan. Vota al nuevo o al que ya estaba. Vota proyectos ambiciosos o medidas que hagan mejor el día a día. Vota a la persona y al partido, vota a la persona que representa al partido o vota a la persona que no representa al partido. Vota al que no tiene nada que ver con los partidos. Vota a tu familiar por atreverse a presentarse y vota al que consideres más preparado. Vota a la mano que de te da de comer o muerde la que no te da de comer. Vota a la mano que crees que a todos puede dar mejor de comer.

Vota porque te afecta y vota para exigir, vota para cambiar o vota para mejorar. Vota para premiar o castigar. Vota porque haces política, de la cercana, la que afecta a tu familia y a tu futuro. Métele la papeleta al útero de la democracia para que cuando la criatura tenga cuatro años pueda tenerse en pie. Vota para obligarles a que cuenten contigo, vota.