Un par de horas antes de atemorizar y ahuyentar a los más pequeños y no tan pequeños a golpe de vara en el Desfile de las Carrozas de San Mateo, una veintena de cabezudos de diferentes generaciones celebraron una cena de hermandad para recordar los años en los que participaban de esta divertida manera en la mágica noche.
Durante la velada, también aprovecharon para homenajear a Domingo, impulsor y mantenedor de esta tradición popular en Campoo. Después, con el estómago lleno, se caracterizaron de sus personajes favoritos y se lanzaron a repartir algún que otro palo entre los osados corredores, pero suave.