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Cultura | Reinosa

"El principal objetivo es crear un archivo gráfico y otro sonoro de las intrahistorias de los campurrianos"

Colección fotográfica de la Biblioteca Pública Sánchez Díaz

Unas quince personas mayores de 80 años ya han ofrecido su testimonio para el 'El tiempo de los abuelos', la nueva iniciativa de la Biblioteca Pública Sánchez Díaz

'El tiempo de los abuelos' es el nuevo proyecto que ya ha puesto en marcha la Biblioteca Pública Sánchez Díaz, "queremos descubrir las intrahistorias, los pequeños relatos íntimos o cotidianos de la población campurriana". "Aunque es cierto que el siglo XX está repleto de información debido a los periódicos, la radio y la televisión", resaltan desde la entidad "lo obtenido en dichos medios de comunicación sólo abarca un pequeño fragmento de vida". "¿Cómo sería Reinosa en 1920?, es lo que se han preguntado al presentar una propuesta dirigida a todos aquellos interesados mayores de 65 años".

Una iniciativa que surge a raíz de la muerte de un ser querido, "me hubiera gustado haber indagado más en la Reinosa antigua". "Independientemente de que hables mucho, hay cuestiones que a veces no se plantean", como por ejemplo el papel de imprenta que todos los años mandaban los mozos campurrianos de catorce o quince años a las jóvenes, "mi madre me daba un dinero que poníamos junto a la invitación que informaba sobre la hora a la que iban a pasar a cantar las marzas".

"El principal objetivo es crear un archivo gráfico y otro sonoro", para ello declaran que lo van a conseguir haciendo entrevistar personales. El primer paso ha sido informar a los colegios para poder colaborar con las instituciones educativas, "el primero en contactar con nosotras ha sido Alto Ebro", especifican, "donde vamos a entregar un cuestionario dividido en trece bloques de preguntas que se dará a los niños para que hablen con  las personas mayores de su entorno".

"¿Recuerda el racionamiento?, ¿sabe cómo era el antruido o el carnaval de los zamarrones de Carabeos?, ¿cómo vivió las posguerra?, ¿se expresaban libremente las ideas en su entorno familiar?, ¿cuándo vio el mar por primera vez?, ¿se acuerda del sereno?", son algunos de los interrogantes que forman parte del listado de preguntas que ayudarán a responder aquellos niños, "qué dentro de cincuenta años van a poder tener un sitio donde escuchar la voz de sus familiares". Cuestiones entre las que se encuentra el verdadero reciclaje, "para ahorra el dinero del casco de leche, lo cambiaban en la tienda por otra botella llena, pagando sólo el contenido del envase".

Realidades que han vivido las quince personas mayores de 80 años que han dado su testimonio durante la mañana del pasado viernes, "un dato muy curioso es que la mayoría de las mujeres trabajaban", resaltan, "una señora bajaba todos los días desde Fresno para vender leche, otra en cambio, caminaba hasta Barrio para conseguir compradores para su pescado".

En la residencia de ancianos no olvidan la que era su única distracción, el baile, "la tarde de los jueves, que era el día 'de la chacha', y la de los sábados, que libraban los trabajadores de la fábrica, tocaba una orquesta en el quiosco de la Plaza Mayor". El cuarto día de la semana recibía ese nombre porque libraban las empleadas del hogar. Momentos propios que se completaban con las películas que se proyectaban en el Teatro Principal, el cine Madrid, que estaba situado delante de la antigua Plaza de Abastos y el cine parroquial Botella, "donde ponían largometrajes para niños", aclaran, "estaba donde la actual Cáritas y sus sillas eran de madera".

"Una señora me contaba que si coincidía con el anochecer tenía que dejar la película a medias e irse a casa porque si no su padre le pegaba", relata, "una vez le dio una paliza terrible con el cinturón". "Eran situaciones habituales", apuntan desde la institución cultural, "los profesores también golpeaban a sus alumnos".

Una normalización de la violencia que continuó durante la Guerra Civil. "Al preguntarle a una señora sobre el bando al que pertenecía su familia, reconoció que su padre había formado parte de los dos", un hecho al que siempre acompañaba la mala alimentación que los entrevistados han afirmado sufrir durante los cuatro años que duró la contienda española. En la biblioteca ha sorprendido su respuesta: "nosotros no pasamos hambre porque no nos faltó ni leche, ni huevos".

Testimonios que perdurarán de forma directa en la plataforma digital de la Biblioteca Pública Sánchez Díaz gracias al proyecto 'El tiempo de los abuelos'. Una propuesta cuyo próximo paso será, "conseguir que la gente acuda por su propia voluntad a concertar una cita con nosotras para darles el trato y la atención que sus historias merecen". Una iniciativa cuya duración dependerá de la respuesta de las personas, "con una trayectoria vital de la que podría quedar una rastro directo tras su muerte". "Después de lo único que hacemos realmente solos", apuntan, "del paso al apagón".