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Música | Reinosa

Desde las partituras de Sagrario Morán

Desde las partituras de Sagrario  Morán

“En Campoo siempre ha habido mucha afición a la música”, directora de la sede del Conservatorio Jesús de Monasterio en Reinosa

Tras haber dedicado gran parte de su vida al estudio de la música, la reinosana Sagrario Morán Torres habla sobre su experiencia de más de 15 años al frente de la sede del Conservatorio Jesús de Monasterio en Reinosa. Apasionada de la música desde su infancia, ha llegado a impartir lenguaje musical, piano y coro en una de las instituciones con más arraigo en Cantabria.

-¿Cómo llega al mundo de la música?

-Todo viene desde pequeña, probablemente el que mi abuelo materno fuera músico contribuyó a despertar esta inquietud artística. Académicamente comencé a recibir clases con una monja en el colegio (una especie de extraescolares), a partir de ahí mi vinculación con la música no ha cesado. Continué mis estudios en Santander, Valladolid y Madrid. No obstante, hice un pequeño parón (si así se puede denominar) para comenzar los estudios de Medicina, finalmente acabé dejando la carrera, me licencié en Magisterio y acabé formándome en lo que me apasionaba: la música, concretamente en la especialidad de piano. Después he continuado haciendo cursos como pedagogía musical, técnica, improvisación, etc. Todo eso me llevó a vivir en Vigo, Melilla o Puertollano, hasta que finalmente pude regresar a Reinosa, donde ya llevo más de 15 años como docente en la sede del conservatorio.

-A parte del piano ¿domina otras disciplinas?

-No, como instrumento solo toco el piano, con la guitarra me defiendo un poco, pero es de oído.

-¿Cuántos alumnos tiene en la sede de Reinosa?

Son unos 14 alumnos. En el concierto hay más porque siempre invito a exalumnos a participar, a ellos les gusta y yo estoy encantada de volver a trabajar con ellos y ver su evolución.
Sin embargo, la realidad es que cada vez hay menos matriculados, por ello creo que es necesario dar a conocer el centro, porque muchos no saben ni si quiera que contamos con una sede en Reinosa y eso es una pena ya que aquí siempre ha habido mucha afición a la música (están la rondalla, Ecos del Ebro, el Orfeón, etc.).

-¿Cuál es el perfil de los estudiantes?

-La mayoría son chicas, aunque siempre hay algún chico en el grupo, este año tengo dos. Normalmente empiezan en el conservatorio con 8 años, ahora mismo tengo alumnos de entre 8 y 14 años. Son edades muy buenas para iniciarse en este tipo de estudios, lo mejor es empezar con 8, porque es un momento en que comienzan a ser responsables y a saber lo que les gusta, pero aún son niños y es más fácil aprender ciertas destrezas a estas edades. Por otra parte, cuando comienzan en primaria, compatibilizar la música con su vida académica es más sencillo.

-La disciplina es un principio fundamental en este tipo de enseñanzas, ¿cuánto tiempo es necesario dedicarle?

-Totalmente, hay que cumplir unos objetivos y requiere mucho trabajo, con lo que la disciplina es un principio básico. Realmente necesitan ser constantes, al menos deben dedicar una hora de práctica al día (al margen de las horas de conservatorio), para ello incluso, deben hacerse con un piano en el que poder practicar. Aquí el papel de los padres es fundamental, es muy importante que ellos también lo tomen en serio y entiendan que no se trata de una clase particular, es una carrera. Sin embargo, trato de hacer su aprendizaje algo distendido (en la medida de lo posible), son niños y jóvenes y necesitan disfrutar lo que hacen.

-¿El talento es una condición sine qua non?

-El talento es una virtud muy importante, pero no es esencial. Todo puede conseguirse con trabajo y esfuerzo, aunque es cierto que quien tiene talento lo tiene más fácil.

-¿Qué papel tiene el Conservatorio Jesús de Monasterio a nivel regional? ¿Tiene algún tipo de proyección o vinculación con otras instituciones estatales?

-El conservatorio es un espacio musical de referencia en nuestra región, cuenta con 9 sedes repartidas por el territorio, que dependen de la central (la de Santander). Esta sede central es fundamental, ya que permite a los alumnos continuar con la formación después de la básica (que es la que se imparte en las sedes), pues la formación abarca 10 años, de los cuales 6 han de cursarse en el conservatorio.
Sobre su proyección puedo señalar que se hacen intercambios con centros de otras comunidades y se realizan numerosos eventos y conciertos (Santa Cecilia, muestras, conciertos benéficos, etc.). Por otro lado, las sedes participamos en la Semana Cultural, se hacen otros conciertos (el de Navidad o el de fin de curso) y estamos abiertos a cualquier nueva propuesta.

-¿Hay buenos centros para la formación en Cantabria?

-Existen buenos centros, pero la realidad es que no se confiere a la música la importancia que se merece. Si lo comparas con Europa se observa un enorme contraste, tanto en las instituciones, como en el modo de enfocar la formación.
Estaría bien que se creara en nuestra región un centro superior, pues para terminar la carrera muchos tienen que acudir a San Sebastián o a Madrid y esto es un problema, porque hace que muchos lo dejen por el trastorno que origina.
Respecto a nuestra sede puedo manifestar que es toda una suerte poder contar con ella, no obstante el espacio en el que se ubica queda un poco obsoleto, sería muy interesante poder emplear parte de las instalaciones de cualquiera de los colegios que hoy están en desuso.

-¿La enseñanza en este tipo de centros es más bien mecanicista o deja lugar a la creatividad?

-Hay lugar para ambas cosas. La técnica es fundamental, pero saber expresar lo que uno siente a la hora de interpretar y hacerlo con total libertad es la esencia de la música. No obstante, la improvisación per se es muy complicada de alcanzar, se requiere mucha práctica.

-¿Qué consejo daría a aquellas personas que manifiesten un interés por la música a este nivel?

-Les animaría a que conozcan este mundo, porque les acabará dando muchas satisfacciones. Para mí son todo beneficios: relajación, concentración, cultura, disciplina e incluso habilidades matemáticas. Hay que tener en cuenta, claro, que requiere un esfuerzo, pero la recompensa es absolutamente gratificante, todo son satisfacciones.