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Actualidad | Valderredible

Con la Iglesia hemos topado

Fotos: Jesús Allende/Vive Campoo.

  • Los vecinos de San Martín de Elines denuncian el estado de “abandono” de la Colegiata y califican de “vergüenza” su gestión por parte del cura

  • Han colocado pancartas en el entorno del templo reivindicando su apertura continua para los turistas y mejoras por su “deterioro”

Los vecinos ya no aguantan más la situación. Están hartos del estado de "abandono" que presenta la Colegiata románica de San Martín de Elines, una de las cuatro joyas arquitectónicas de estas características que hay en Cantabria, provocado por la "lamentable gestión" del cura de Polientes, responsable del día a día del templo. "Es una vergüenza ver cómo está y que no se permita a los turistas visitarla si no vienen en autobús, previa cita concertada directamente con él", sostienen.

"La colegiata siempre abierta", "Patrimonio de todos", "La iglesia es del pueblo" o "S.O.Soluciones", son algunas de las pancartas que informan al turista de la incómoda situación que se vive en la localidad valluca, y con mayor intensidad desde las pasadas vacaciones de Semana Santa.

Aseguran que el problema no es nuevo, prácticamente surge cuando el párroco actual llega en sustitución de ‘Don Bertín', el cura retirado que consagró su vida a la iglesia del pueblo; a su mantenimiento y a presumir de la Colegiata de San Martín con su sarcófago, de su claustro, de sus capiteles o de su torre circular. Un reclamo turístico de primer orden para el visitante que llega a Valderredible por el sur de Cantabria o por el norte de Burgos.

Para Mari Cruz (81 años), Araceli (75 años), María Angeles (72 años) y Marciana (87) años, vecinas de toda la vida, "no hay derecho a que la tengan abandonada" y desean su pronta apertura para el público en general. Las cuatro "sufren" por esta situación y Mari Cruz va más allá: "hay que abrirla y limpiarla y si no lo hacen, que entreguen la llave a algún vecino para que pueda hacerlo por ellos".

 

Su rabia y frustración es extensible al resto de vecinos, independiente de su edad, que ven cómo su orgullo se está convirtiendo en su vergüenza. Una colegiata que pone en el mapa San Martin de Elines y que cuenta con varios establecimientos hosteleros que en buena medida beben del trasiego que genera la visita a esta joya románica. Uno de los que peor lleva esta situación es el alcalde pedáneo de San Martín, Carlos Alberto González, tanto por su responsabilidad de gestor público como por la "rabia" que siente al verla cerrada. "No nos deja poner un guía, solo atiende a los autobuses con los que el cura contrata la visita y todas las personas que vienen por libre se tienen que dar la vuelta sin ver su interior".

Además, prosigue, "su aspecto es lamentable, en el interior hay una pintura de una ‘última cena' a la que le está saliendo moho, el claustro está deteriorado y el césped no se siega, y cuando intento hablar con el cura para buscar una solución me remite a los servicios jurídicos del Obispado", comenta con indignación el alcalde del pueblo.

 

Hay alternativas y sugerencias

En la misma línea se manifiesta la familia Montero. "El sentir general es de hastío y hartazgo porque uno de los monumentos más importantes de Cantabria, y pulmón de nuestro desarrollo en el sector turístico del valle, esté cerrado, desasistido y no dan soluciones", lamenta Rodolfo, el director de cine que también regenta un estableciendo hostelero a escasos metros del templo, y es una persona concienciada con el desarrollo del medio rural a través de su promoción cultural y turística. "Hay formulas viables que permiten abrir la Colegiata al régimen de visitas y no podemos creer que con los pocos trenes que pasan por aquí, los perdamos. Necesitamos miras amplias para apostar por el desarrollo de un territorio con dificultades y con estas medidas estamos yendo a peor", asegura el realizador.

"No pedimos, ofrecemos, porque hay alternativas", añade su hermana María, que solicita que tanto al cura como al Obispado que los escuchen y los tengan en cuenta para "llegar a soluciones factibles sin ser gravosas para nadie".

Damián Montero, hermano de los anteriores, ha sido alcalde pedáneo de San Martín durante ochos años y le "duele por la gente mayor, que siempre ha sentido como propia esta iglesia". Son hechos que a su juicio han generado esa falta de sintonía entre el párroco y los vecinos y que incluso ha provocado que varios fieles de Polientes dejen de ir a misa en la capital por no encontrarse con este cura, afirma el exalcalde pedáneo. "Para ir al cementerio hay que atravesar el claustro, ya ni nos deja cruzarlo por estar cerrado y los vecinos han tenido que hacer un camino exterior para acceder", apunta.

Por su parte, el alcalde de Valderredible, Fernando Fernández, reitera la "vergüenza que supone el abandono y el hecho de estar cerrada para el visitante". "Nosotros estamos dando todas las facilidades para que la Colegiata esté abierta a diario. Además de mostrar al visitante su gran valor artístico se podría crear un puesto de trabajo permanente para que una familia se establezca en la zona y cuyo sueldo se obtendría a través del donativo por entrar al templo, o incluso desde el Ayuntamiento lo podríamos suplementar para que esa persona encargada de hacer de guía pudiera vivir dignamente", asegura Fernández.

"Esta semana Santa ha vuelto a pasar lo mismo -señala el regidor valluco-, se ha ido muchísima gente sin verla, por ejemplo, un autobús procedente de Logroño se tuvo que dar la vuelta porque no habían hablado previamente con el cura para concertar la visita. Solo atiende a los grupos grandes con los que contrata él mismo la excursión y los que vienen por su cuenta a conocer el valle y disfrutar de un atractivo más no pueden entrar". Pero hasta la fecha, todas las peticiones, ya sean de vecinos, turistas o representantes públicos, son estériles: "me he reunido con el Vicario general de la Diócesis de Santander, Sergio Llata, en dos ocasiones y todavía no han concretado nada", precisa el alcalde de Valderredible.

 

**Nota: para la elaboración de este reportaje, desde Vive Campoo hemos llamado varias veces al teléfono del Obispado de Santander para que nos explicase los motivos por los que la Colegiata de San Martín de Elines no está abierta al público y no hemos obtenido respuesta. No por que se negaran a hablar, sino porque en esas ocasiones no descolgaron el teléfono. No obstante, la semana pasada llamamos al departamento de comunicación-prensa de la Diócesis de Santander y nos dijeron, cortésmente, que les diéramos un tiempo breve para estudiar la situación, pero cinco días después de nuestra llamada, la respuesta ha sido la misma que la que concedida a los vecinos, ninguna.**


Para ilustrar la situación desde el punto de vista del visitante, recogemos, en líneas generales, el testimonio de Jesús Allende, un turista que se acercó a San Martín de Elines en las fechas posteriores a Semana Santa para disfrutar de este BIC y que se tuvo que volver a casa sin verlo en lo que el calificó de una situación "bochornosa", como la vivida días antes por centenares de turistas:

"El 18 de abril se celebra el Día Mundial de los Monumentos y Sitios. Para celebrarlo, y ya que estoy pasando unos días con la familia en Valderredible, se me ocurrió que podría ser buena idea visitar la colegiata románica de San Martín de Elines.

Nada más llegar me llamó la atención que los vecinos habían colgado tres pancartas frente al templo románico, protestando por el cierre a las visitas turísticas del monumento a lo largo de toda la Semana Santa. Pregunté y me dijeron que es responsabilidad del párroco abrirla para las visitas, así que llamé al teléfono que aparecía en la puerta de acceso. Nadie descolgó y eso que estuve insistiendo innumerables veces durante más de media hora. Entonces llamé al obispado de Santander y allí me dijeron que la apertura para visitas era responsabilidad exclusiva del párroco y que debería seguir intentándolo.

Pregunté en el bar cercano que regenta el alcalde del pueblo y, totalmente indignado, me dijo que no había manera de poder enseñarla, que el párroco abría solo a autobuses, previo pago, y con mucha antelación. Nadie en el pueblo tiene una llave de la colegiata así que, -continuó el alcalde- si, por ejemplo, ardiera, no podrían entrar a apagar el fuego. Hablamos de un Bien de Interés Cultural de altísimo valor histórico artístico protegido desde el año 1931.

No contento con ello me presenté en la capital del municipio, en Polientes, y pregunté en la oficina de Turismo. Allí me reiteraron que debería ser el párroco el que enseñase la colegiata. Llamé y llamé, pero nadie respondió.

Ya descartada la visita, sonó mi teléfono un par de horas después. Era el párroco, alertado por tantas llamadas perdidas. Le conté que quería visitar la colegiata, tratándose, además, del día de los monumentos y tal y cual... La respuesta fue que era imposible, que sus obligaciones como párroco le tenían ocupado en otros menesteres más importantes y que, si quisiera hacer una visita tendría que avisar con tiempo suficiente. De acuerdo, le dije, ¿pero cuánto es un tiempo suficiente? A lo que él me contestó que, por lo menos, una semana. Así que, al igual que los cientos de personas que se acercaron a San Martín de Elines en Semana Santa, me quedé sin visita a tan señero monumento".